La balanza a través de la historia

Los monumentos figurados de mayor antigüedad en que aparece representada la balanza, nos la muestran de la misma forma y disposición que la conocemos hoy, y los monumentos de todos los tiempos nos demuestran que ha permanecido invariable a través de la historia, siquiera se haya modificado sucesivamente su mecanismo.

En las pinturas egipcias que representan el juicio del alma ante Osiris y su tribunal, los dioses Horus y Anubis pesan el alma en una balanza, usando como peso el signo jeroglífico de la verdad, y sirviendo de fiel el cinocéfalo, símbolo de Thot, dios de la verdad. Los platillos están suspendidos por cuerdas, a los extremos de la cruz, pasando a través de una especie de anillo o contrapeso que señalaba el equilibrio de la balanza. La que usaban para pesar el oro difería algo de la descrita: en vez de platillos tenía dos brazos que formaban ángulo con la cruz y terminaban en ganchos de los cuales se suspendían los anillos o sacos de oro.

En los monumentos griegos y romanos aparece representada la balanza de brazos desiguales, que por haberla creído de invención romana, designamos hoy con este apelativo: se usaba como hoy para pesar objetos o fardos de mucha carga. Para los objetos más ligeros y menudos, tales como comestibles, usaban la balanza de cruz (libra).

En Pompeya se han encontrado ejemplares completísimos de la romana y de la balanza: la primera tiene el brazo más largo, graduado y pendiente de él una pesa movible, que por lo general figura una cabeza que suele ser la de Minerva; del brazo más corto pendían un gancho y un platillo (lanx), aquél para los objetos sólidos o susceptibles de suspensión, y éste para los líquidos que se colocaban en vasos de vidrio o bien objetos pequeños; para que respondiera a estas dos clases de pesos, la escala graduada de que queda hecha mención es doble, sirviendo la más espaciada para pesar los objetos que se colocaban en el platillo y la más menuda para marcar el peso de los objetos suspendidos.

En cuanto a la balanza propiamente dicha, es, como la romana, de suspensión, a cuyo efecto, ambas llevan un gancho, tiene sus dos platillos y uno de los brazos aparece graduado y de él pende una pesa (cequipondium), por medio de una anilla, que tenía por objeto marcar el peso exacto según se alejara más o menos de la cruz o punto de suspensión.

En los manuscritos franceses del siglo xi se ven representadas balanzas de dos platillos con el fiel en forma de aguja, exactamente de la forma moderna. En las miniaturas del siglo xiii se ve que los platillos de las balanzas representadas tienen un borde horizontal.

También se fabricaron en la Edad Media balanzas pequeñas cuyo balancín se dobla para poderlas llevar en el bolsillo; Viollet-le-Duc, en su Dict, presenta un dibujo de una de estas balanzas perteneciente al siglo xiv, y dice que en los mercados de las ciudades del Mediodía de Francia usan todavía las mujeres esa clase de balanzas de bolsillo.

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