La aurora polar

Con este nombre se designan los fenómenos luminosos que aparecen en el norte de Europa (auroras boreales) y en las regiones inmediatas al polo sur (auroras australes).

Según el testimonio unánime de los observadores de las comarcas septentrionales de Europa, que han estudiado muchas auroras boreales, su aparición y marcha es la siguiente, a juzgar por la descripción de Argelander: el cielo toma un aspecto sucio en las inmediaciones del horizonte y en la dirección del norte, antes de que el fenómeno se manifieste; pronto se pone el cielo más obscuro y se ve un segmento circular, más o menos grande, rodeado de un arco luminoso; este segmento ofrece el aspecto de una nube densa, y es mucho más negro a medida que avanzamos hacia el norte, hasta el punto de que en las altas latitudes apenas se distingue; a través del segmento se distinguen perfectamente las estrellas.

En cuanto a su naturaleza, están muy discordes las opiniones.

Struve se expresa, como sigue, en este punto: “El estrato que descansa en el horizonte septentrional y parece ser el fondo de todas las auroras boreales que he observado desde hace mucho tiempo, en Dorpat (lat. 58° 21′ N), no es una nube sino solamente el cielo más obscuro; muy a menudo, cuando era muy negro y estaba muy elevado sobre el horizonte, hemos visto las estrellas sin que su luz estuviera debilitada lo más mínimo; su aspecto obscuro es un efecto de contraste con el arco luminoso”.

Por otro lado, Argelander afirma que según sus numerosas observaciones efectuadas en Abo, en Finlandia, tiene el segmento obscuro existencia real y para afirmarlo se apoya en que el cielo presenta un aspecto más sombrío antes de aparecer la aurora y que el crepúsculo parece de un pardo rojizo que se confunde poco a poco con la base obscura.

Volver a AURORA – Inicio