La atracción molecular y las fuerzas repulsivas

La dificultad estriba en que entre las moléculas de un mismo cuerpo, al par que las fuerzas atractivas se ejercen otras repulsivas, y la posición de las moléculas y todos los fenómenos observados en los cuerpos dependen del equilibrio entre las dos fuerzas. Si las fuerzas repulsivas no existieran, las moléculas de cada cuerpo se precipitarían unas hacia otras hasta tocarse, y ni compresibilidad, ni elasticidad, ni otras muchas propiedades físicas generales se manifestarían.

La acción combinada de las fuerzas atractivas y repulsivas ha impedido, pues hasta el presente, saber si a las pequeñísimas distancias a que la atracción molecular obra, rigen las mismas leyes que para las grandes masas y grandes distancias. Lo único que positivamente se conoce es que a medida que la distancia aumenta, las fuerzas repulsivas disminuyen mucho más rápidamente que las atractivas, circunstancia que explica el hecho de que a grandes distancias solamente se manifiestan las fuerzas atractivas.

Se desconoce igualmente la naturaleza, esencia y origen de las fuerzas atractivas moleculares, como sucede con la gravedad y la gravitación, apreciándose sólo más o menos claramente sus efectos.

La atracción molecular combinada con las fuerzas repulsivas, determina en primer lugar la posición de las moléculas de cada cuerpo, de donde resulta el que éste sea sólido, líquido gaseoso, y si es sólido, su forma cristalina o irregular, su dureza, su tenacidad, etc. Si por una fuerza instantánea cualquiera se hace que algunas moléculas se aparten de su posición de equilibrio, pero sin salir de la distancia a que actúa la atracción molecular, dichas moléculas tenderán a volver a su posición primitiva de equilibrio, como un péndulo que se hubiese apartado de la vertical; tendencia de la que resulta la elasticidad y en muchos casos el hecho de las vibraciones.

La intensidad de la atracción molecular o cohesión se puede apreciar en los sólidos por la resistencia que éstos oponen a romperse por tracción; esta resistencia, llamada absoluta, está dado por la fórmula C = KS, en la que C representa la resistencia absoluta, o intensidad de cohesión que quiere vencerse por tracción, K el coeficiente de tenacidad absoluta o sea la fuerza de tracción necesaria para producir la rotura en una sección de un milímetro cuadrado, y S la sección que presenta el cuerpo de que se trata.

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