La astronomía griega de Euxodio de Cuido

Eudoxio de Cuido, discípulo de Platón puede considerarse como el primer autor de la separación definitiva de la Astronomía y la ciencia en general, cuestión planteada por Platón: ¿cómo pueden representarse los fenómenos por movimientos circulares, uniformes, concéntricos a la Tierra?

Eudoxio resolvió el problema suponiendo que cada astro participaba de los varios movimientos de distintas esferas excéntricas enlazadas unas en otras; veintisiete esferas le bastaron para explicar todos los movimientos celestes que conocía, a saber: una para la revolución diurna de las fijas; tres para el Sol, propias a representar el movimiento diurno, el anual y otro de polos distinto de los dos primeros que creía Eudoxio haber observado; tres para la Luna relativos a tres movimientos, el diurno, el que se efectúa en longitud en la eclíptica y el que se verifica fuera de este plano; cuatro, en fin, para cada uno de los, cinco planetas.

Concibiéronse esas esteras come encajadas de tal suerte, que la más interna puede deslizarse en la siguiente de mayor radio que ella, obedeciendo al movimiento de esta última, que tiene su movimiento propio y obedece de la propia suerte al de la siguiente y así de un modo sucesivo. Por consecuencia, un astro situado en la esfera más interna tenía un movimiento compuesto del movimiento de esta esfera y de los de las diversas esferas envolventes.

Calipo adoptó desde luego el sistema de Eudoxio imaginando siete esferas nuevas a fin de aproximarse más a la realidad de los fenómenos; siguióle Aristóteles, que por razones metafísicas elevó a cincuenta y seis el número total de esferas celestes. Imaginemos esas cincuenta y seis esferas sólidas y transparentes, la tierra inmóvil en el centro, un motor inmóvil, inmaterial, único, causa primera de la revolución constante de las fijas, en fin, una causa de diversidad en los movimientos de las otras esferas y se tendrá idea de la Astronomía aristotélica, sistema que después de derribar al de los pitagóricos, desapareció a su vez ante la observación, dejando el puesto al de la Escuela de Alejandría. Antes de la Escuela de Alejandría no se había elevado la observación astronómica en Grecia a la altura de un verdadero método, y el objeto que se propuso más era civil que científico.

Desconocía Eudoxio los instrumentos empleados en el Museo de Alejandría, excepción hecha del gnomon, de suerte que carecía de medios exactos de observación, y en ningún paraje habla este astrónomo, citado por Hiparco, de declinación, ascensión recta, longitud y latitud: designa las posiciones de los astros de un modo vago con relación a las constelaciones; en vez de dividir el círculo en grados como los astrónomos alejandrinos, trata de estimar en cada caso particular la relación de un arco dado con la circunferencia. En cuanto al tiempo, lo mide con la clepsidra, el cuadrante solar horizontal y la aracnea perfeccionada luego por Apolonio.

A los nombres de Metón, Eudoxio y Calipo hay que añadir el de Piteas, famoso geógrafo y astrónomo de Marsella. Se le debe una observación de la longitud meridiana del gnomon en el solsticio de verano en su ciudad natal; es la observación más antigua de su género después de la de Tcheu Kong, y preciosa por cuanto confirma la disminución sucesiva de la oblicuidad de la eclíptica. Eratóstenes, que fue el primero que intentó medir la Tierra por medios astronómicos, tenía en tanta estima la observación de Piteas que de ella hizo uno de los fundamentos de su Geografía.

Volver a ASTRONOMÍA – Inicio