La asociación de las ideas en la filosofía

Cuando un hijo de provincias vuelve a su pueblo natal, después de la vida más o menos fácil, pero siempre agitada de Madrid, surgen ante su pensamiento, cual evocadas por vara mágica que les prestara vida exuberante, todas aquellas emociones, que sedujeran su infancia, todos los recuerdos de tiempos pasados, que en cuanto no volverán, aparecen rodeados de aquel dejo de nostalgia tan bien pintado por el poeta.

Al percibir un individuo efectos de algo, se pone delante de su inteligencia la causa que los engendrara. Si promesas repetidas a una persona, que hemos dejado caer en el panteón del olvido, duermen indefinidamente en la región del no ser, toman plaza en la existencia, adquieren relieve en nuestro pensamiento, luego que se nos presenta la persona con la cual tuviéramos tales compromisos pendientes.

Sentimientos, emociones, conceptos, promesas; en una palabra, todos los elementos y factores que se combinan en esta gran química mental del espíritu humano, se unen, conexionan y enlazan entre sí merced a esta cualidad, ley o principio que se denomina asociación de las ideas.

Es en efecto la memoria potencia que se aplica por igual a todos los fenómenos y manifestaciones de nuestra vida psíquica, y abundan y son frecuentes los casos de sensaciones producidas (aun en lo específico de su aspecto emocional) merced a la asociación de las ideas y a su ley de la contigüidad.

Es, por ejemplo, indudable que cuando una idea percibida ya por el espíritu acompañada de la impresión de una sensación específica, se presenta de nuevo ante el pensamiento, viene el recuerdo unido con la impresión, si ésta ha sido viva y eficaz. Gratiolet (De la Physionomie) refiere que, corto de vista desde niño, necesitó llevar anteojos, cuyo uso abandonó porque le producían presión y daño insoportables en la nariz. Y añade que veinte años más tarde no podía ver a nadie con anteojos, sin sufrir inmediatamente la desagradable impresión que tan penosa era para él en su juventud. W. Clark, que se había quemado en cierta ocasión con aceite hirviendo, sufría una impresión de náuseas luego que olía aceite caliente.

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