La asociación de ideas y la actividad cerebral

El término asociación de las ideas es muy restringido, porque no son sólo las ideas las que se asocian: se asocian también y se suceden según leyes todos los elementos conscientes de la actividad cerebral, tanto los representativos como los emocionales y volitivos.

Nunca en el campo de la conciencia aparece una idea aislada. Los estados de conciencia son siempre complejos; en cada momento llena la conciencia un conjunto de representaciones, sean concretas o generales o abstractas, coexistiendo con un tono emocional, más o menos complejo, que no se determina concretamente o que se manifiesta por emociones concretas bien determinadas, y con una tendencia reactiva, volitiva impulsiva, más o menos graduada.

Es necesario que por el lenguaje mental o exterior se formule una idea simple o compleja, concreta o abstracta, para que parezca que ella sola llena todo el campo de la conciencia, y es necesario que queramos pensar en una dirección determinada y formulemos mental u oralmente nuestros pensamientos, para que en la sucesión de las ideas en que la atención se concentra aparezcan los únicos elementos mentales existentes; y aun así, pueden imponerse a la atención y a la voluntad representaciones emociones extrañas al tema sobre que se ejercita la actividad mental.

Se trata de determinar qué leyes presiden a la coexistencia o asociación de los elementos intelectuales, emocionales y reactivo corresponderá un estado determinado de excitación de los territorios celulares hemisféricos.

Como es positivo que estos distintos territorios hemisféricos tienen distintos atributos fisiológicos, aun cuando no se haya podido determinar exactamente ni cuáles sean estos ni su precisa localización, según que sea nula, menor o mayor la excitación de las distintas zonas sensitivas periféricas, así será diverso el estado de excitación de los diversos territorios corticales, exactamente lo mismo que ocurre con la médula.

Pero en el cerebro también, además del principio de la localización o de especificidad de las reacciones funcionales, impera el principio de la difusibilidad de las corrientes de excitación, y puede bastar una sola incitación centrípeta para producir una excitación cortical que se propague por las redes celulares de los distintos territorios, no indiferentemente, sino según sus atributos fisiológicos permanentes o accidentales.

Por esto los estados de conciencia son siempre complejos y las ideas y las emociones se asocian y se suceden de igual modo que en la médula se asocian y suceden las excitaciones motrices, tanto más cuanto que toda impresión que llega a la zona hemisférica encuentra la red cortical en un estado determinado de excitación resultante de todas las impresiones recibidas por el cerebro durante la vida.

El valor representativo, emocional y reactivo de las incitaciones que llegan al cerebro de la periferia sensitiva, tanto dependen de la calidad e intensidad de estas incitaciones como de los tonos y grados de excitación en que encuentra el centro cortical a que directamente aboca y los demás centros en conexión más o menos inmediata con él.

Es de observación la importancia suma de las incitaciones orgánicas que por la vía del simpático llegan al cerebro, en el tono emocional que domina en la conciencia y en las determinaciones concretas de este estado emocional.

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