La armonía de los períodos en literatura

De tres causas puede nacer la armonía de los períodos:

1° De que las voces de que constan sean por sí mismas fáciles de pronunciar y gratas por su combinación, y en este caso la frase se llama melodiosa a suave.

2° De que sus diferentes partes estén sometidas a cierta proporción musical que llaman los autores ritmo o número.

3° De que las palabras tengan armonía imitativa.

Se consigue que el período tenga suavidad sustituyendo las palabras ingratas al oído por otras que expresen la misma idea u otra muy parecida, evitando que concurran dos palabras de las cuales la última sílaba de la primera es igual a la primera sílaba de la palabra siguiente, como ocurriría al decir nave velera, torre redonda, procurando que a una voz que termina en sonido fuerte no siga otra que comience del mismo modo, como terror remoto, y que no vayan muchas vocales próximas, como veía a Aragón.

El ritmo del período se alcanza distribuyendo sus miembros e incisos de modo que la respiración no se fatigue al recitarlos, y que las pausas obedezcan a cierta proporción musical.

El buen oído, que sólo da la naturaleza, y la lectura de los escritores, son en este punto los únicos maestros.

Debe cuidarse también de la cadencia final, de que el sonido vaya creciendo hasta el fin, de que los miembros más largos se reserven para lo último y terminen con palabras sonoras, que no conviene que sean monosílabas.

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