La apoplejía en patología y terapéutica

Considerada la apoplejía por los médicos de todos los tiempos como manifestación sintomática, había que averiguar la lesión, alteración causa orgánica que la produce.

Hipócrates consideraba como causa próxima de la apoplejía la suspensión circulatoria del espíritu vital en las venas; Galeno la atribuía a diversas causas lejanas que producen la detención de la fuerza vital, tales como el aflujo de la sangre, el acumulo súbito de un humor pituitoso en los ventrículos; Avicena a la paralización de los espíritus sensitivos y motores como causa próxima, siendo sus causas lejanas lesiones diversas del cerebro, los obstáculos materiales a la circulación, y sobre todo la obstrucción de los vasos.

Ideas semejantes reinan en la ciencia hasta el último tercio del siglo xviii, en cuyo tiempo se considera ya como condición mecánica del estado apopléjico la compresión del cerebro apreciada en su justo valor por Bayle, F. Hoffmann, Pinel, Burdach, etc.

La anatomía patológica había demostrado como causas orgánicas de la apoplejía, la hemorragia cerebral, evidenciada sobre todo por las investigaciones de Morgagni, el derrame seroso, los abscesos cerebrales, las concreciones poliposas de los vasos del cerebro y de las meninges, los tumores varicosos y aneurismáticos, etc.

En otros casos la apoplejía parece sobrevenir sin lesión cerebral previa, forma de apoplejía que Cortum fue el primero en llamar apoplejía nerviosa.

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