La anestesia obstétrica

Así se denomina la que se procura mediante los anestésicos conocidos, y especialmente el cloroformo, a las mujeres durante el trabajo del parto, sea normal o fisiológico, sea laborioso, sea, en fin, distócico y haya o no haya que practicar operaciones obstétricas.

La supresión del elemento dolor en las operaciones quirúrgicas, no sólo tiene la inmensa ventaja de facilitar las maniobras operatorias y ahorrar martirios a la paciente, sino que también favorece el pronóstico, porque evita el agotamiento nervioso el shock operatorio que era causa frecuente de muerte en la antigua Cirugía.

Esta consideración, trasladada al terreno de la obstetricia, indujo a los tocólogos a emplear el cloroformo en el parto para evitar los dolores y facilitar, en caso necesario, las operaciones. Las innumerables observaciones de Kilian, Vogler, Farmer, Konitz, Helfft, Atthill, Tyler, Smith, Rawitz, Mayer, Schóller, Braun, Simpson, Scanzoni, Danyan, Pajot, Campbell, no dejan ningún género de duda sobre la utilidad de esta práctica tan humanitaria como científica, aun cuando contraríe el bíblico “in dolore paries”.

El cloroformo, administrado hasta obtener la anestesia con soñolencia o sueño completo, lejos de debilitar las contracciones uterinas, las regulariza y hace más eficaces; el trabajo es más rápido, porque el anestésico relaja los músculos del periné y no favorece en modo alguno la producción de las hemorragias, sino muy al contrario, evita las debidas a la atonía uterina que sigue a la expulsión del feto y que es consecuencia del agotamiento local y general por los esfuerzos y el dolor.

Las inhalaciones deben comenzarse en cuanto los dolores se hacen demasiado vivos, y la anestesia, que no se ha de llevar a tan alto grado como en la práctica quirúrgica, puede prolongarse muchas horas sin ningún inconveniente.

Nada prueba tanto el poder de la rutina como la resistencia de la especie humana a este beneficioso e inofensivo procedimiento.

Las contraindicaciones son las de la cloroformización en general, lesiones del corazón, lesiones pulmonares, alcoholismo y ciertas enfermedades cerebro-espinales que facilitan las congestiones.

Es condición indispensable que la parturienta respire siempre aire libre.

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