La analogía según la filosofía

Aspira la inteligencia a hallar lo uno en medio de lo múltiple o lo general en lo particular, y para ello, auxiliada por la abstracción, separa mentalmente de las experiencias aquellas cualidades que son privativas de cada objeto, prescinde de ellas y atiende ego a las que son homogéneas entre los objetos observados.

Este proceso de integración o fusión de los caracteres homogéneos y comunes que revela la complejidad de nuestras percepciones, ha hallado una verificación experimental en la ingeniosa invención, debida a Galton, de los retratos compuestos (retratos genéricos de Huxley). Cuando se sobreponen en una misma prueba fotográfica series de retratos de igual tamaño y de igual dirección en la posición, las particularidades se borran, los rasgos generales adquieren relieve y se va delineando gradualmente un tipo ideal en el cual se resumen los caracteres dominantes de la familia, de la nación o de la raza.

Es imagen exacta del trabajo llevado a cabo por nuestra inteligencia. De las cualidades homogéneas, que forman el tipo ideal, parto el entendimiento para referirlas a objetos no percibidos, pero iguales a los observados, es decir, induce.

Cuando aplicamos aquellas cualidades que son el residuo o resultante de la abstracción a objetos que con los observados constituyen los particulares de un todo, generalizamos por analogía, forma imperfecta de la generalización, en la cual el principio de identidad no adquiere relieve como en la inducción, y queda reducido a una semejanza mayor o menor y a un cálculo de probabilidades, que produce conocimientos generales, aunque nunca tan exactos como los inducidos.

Si aplicamos, por ejemplo, las cualidades conocidas de nuestro planeta a los demás, generalizamos analógicamente, es decir, aumentamos la intención o cualidad de nuestros conocimientos. Es por tanto la analogía una generalización coordenada que procede de la parte a la co-parte dentro del todo, aumentando la intención o cualidad de nuestros conocimientos.

Volver a ANALOGÍA – Inicio