La alquimia en el antiguo Egipto

Aparte de estos orígenes mitológicos, donde se empiezan a encontrar las primeras huellas positivas de la alquimia es en Egipto, y todas las tradiciones están unánimes en atribuir su paternidad a Hermes Trimegisto, el inventor de todas las artes y ciencias de los egipcios.

Veinte mil libros, según unos autores, treinta y seis mil, según otros, llevan su nombre y en ellos se desarrollaban todos los secretos sobre la magia, la astrología y la alquimia. Estos libros se sacaban en procesión solemne en las ceremonias religiosas. Isis y Agathodemon figuran también como reveladores de las ciencias misteriosas a los hombres. Lo cierto es que en sus comienzos los sacerdotes de Isis y Memfis eran los que cultivaban la alquimia, denominándola Arte sagrado, Ciencia divina, Ciencia Hermética, y que las prácticas de esta ciencia se mezclaban con las ceremonias religiosas, en los recintos más escondidos de los templos donde se hallaban establecidos los laboratorios y donde los sacerdotes ejecutaban sus operaciones misteriosas, a la vista de los iniciados cuya reserva absoluta garantizaban las penas más severas.

Los alquimistas egipcios distinguían ocho productos minerales que colocaban siempre en el orden siguiente: Nub, el oro; Asem o electrum, aleación de plata y oro; Hat, la plata; Sesteb, o mineral azul, lapislázuli; Majek o mineral verde, esmeralda; Kome, el bronce o cobre; Men, el hierro, y Taht, el plomo. El estaño no figura en esta lista porque, sin duda, no fue conocido de los antiguos egipcios en estado metálico puro; lo mismo sucede con el mercurio, que tan importante papel desempeñó entre los alquimistas posteriores y que no fue conocido hasta el tiempo de los griegos.

Pero los egipcios conocieron otra multitud de sustancias y las agruparon al lado de cada uno de los ocho productos minerales citados y llegaron a saber preparar multitud de productos, como la sosa, las sales amoniacales, el jabón, pastas cerámicas y colores, medicamentos y venenos, aleaciones y piedras preciosas artificiales, base todo ello de importantísimas industrias que en algún tiempo mantuvieron la prosperidad del Egipto.

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