La algarroba

Nombre vulgar de la especie Ervum monanthos de la familia de las leguminosas. Se conocen dos especies, la algarroba blanca y la negra; ésta es preferible.

La época de sembrar la algarroba coincide con la de los guisantes. Debe tenerse mucho cuidado en arrancar la planta cuando esté maduro el fruto; que éste sea liso y lustroso, y conservado después en sitio seco y ventilado.

Prospera en toda clase de tierras de secano, pero prefiere las sueltas calizas, siendo muy conveniente elegir la semilla cosechada en distinta clase de tierra de la en que se ha de sembrar.

Como planta forrajera es útil para toda clase de ganado, ya se consuma sobre el terreno en verde, ya se seque para heno.

Sus tallos delgados, ramosos y angulosos, se extienden por el suelo, y alcanzan a 25 o 35 centímetros en suelos pobres; más en los fértiles y sueltos.

Las hojas están compuestas de seis u ocho hojuelas pequeñas, lineares, y lampiñas; su pecíolo común termina en zarcillo o tijereta, con que se agarra a cualquier poste.

La flor es parecida a la del guisante, algo menor, axilar, con pedúnculos filiformes, en cada uno dos flores pequeñas de color azul muy débil; una de las flores generalmente aborta; la otra se convierte en un fruto redondo, encerrado en una vainilla, que contiene ordinariamente cuatro granos lustrosos y lampiños.

La semilla es muy usada como alimento de algunas aves domésticas, especialmente de las palomas. Esta planta es también de mucha utilidad en la alternativa de cosechas.

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