La agricultura en los pueblos de Asia

Las regiones que se extienden entre el Tígris y el Eufrates, presentaron desde la más remota antigüedad un gran desarrollo agrícola.

Las tierras de Babilonia y de Caldea, sobre todo, que a causa de su suelo de aluvión se prestaban maravillosamente al regadío, obtenían abundantísimos productos de la tierra, siendo celebérrimo su cultivo de cereales.

La Asiria, propiamente tal, rivalizó en su producción agrícola, según las relaciones de Herodoto, con las dos regiones precedentes.

En la Siria se encontraban también cultivos muy notables en los valles, en las costas y en las llanuras de la Celesiria.

En la Persia, India y China algunas producciones agrícolas han alcanzado desde la antigüedad más remota un extraordinario desarrollo. Existe un libro atribuido a Ibu-Wahschlah y conocido con el nombre de agricultura nabatea, que da curiosos detalles acerca de la agricultura asiática antigua.

Los Navatinos o Nabateos eran los habitantes primitivos de Caldea, población árabe que ocupaba también una parte de la Arabia Pétrea; sus buenas prácticas agrícolas fueron imitadas por los pueblos vecinos, y los preceptos que resultaron de estas prácticas debieron consignarse desde los tiempos de Nabucodonosor, acaso antes, en un libro que Ibn-Wahschiah tradujo del caldeo al árabe, añadiéndole además muchas de sus propias observaciones. Este autor vivió en el siglo III de la Hégira, o sea hacia el X de la Era cristiana. Su obra es de gran interés para fijar el estado de los conocimientos agrícolas entre los pueblos asiáticos de la antigüedad.

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