La agricultura en la antigua Grecia

La agricultura fue llevada a Grecia por las colonias egipcias, que encontraron a su llegada a aquel país hombres rudos y salvajes que sólo se alimentaban de los productos espontáneos de la tierra.

Los egipcios se establecieron en las comarcas más fértiles, pusieron en práctica los conocimientos agrícolas de su país, y de ellos aprendieron los habitantes de Grecia.

Han llegado a nuestros días bastantes obras griegas en que se tratan cuestiones agrícolas y que dan idea del grado de progreso a que el cultivo de los campos llegó en la antigüedad en aquel país. Las principales obras son las de Teofrasto, Hesiodo, Xenofonte y las Geopónicas.

Teofrasto, que vivió en Eres, en la isla de Lesbos, 470 años antes de Jesucristo, escribió dos tratados de fisiología vegetal y de cultivos, titulados Historia plantarum el uno, y De Causis plantarum el otro. Hesiodo, que vivió nueve o diez siglos antes de nuestra era, hace en su poema Los Trabajos y Los Días una corta descripción de las operaciones de agricultura en su tiempo practicadas.

Xenofonte, discípulo predilecto de Sócrates, gran general, gran escritor y más tarde agricultor en Scilonte, junto a la fronteta de la Elida, no lejos de Olimpia, ha dejado muchos escritos que aun pueden consultarse con provecho acerca de los trabajos agrícolas, a pesar de haber sido escritos 350 años antes de J. C.; los principales se titulan: El Económico y La equitación.

Las Geopónicas son una colección de preceptos y de procedimientos de agricultura extraídos de diversos autores griegos. Esta compilación se supone hecha por Casianus Basus, natural de Bitinia, y cuya vida es poco conocida. Se encuentran en esta obra datos sobre economía rural de los antiguos, pero expuestos sin orden y sin espíritu crítico. Fueron dedicadas las Geopónicas al Emperador de Oriente Constantino VII que reinó de 911 a 959 y que se cree fue quien ordenó su redacción. La primera edición griega fui impresa en Basilea en 1539 por Brasicamus; en 1545 se publicó en Poitiers una traducción en francés, hecha por Antoine Pierre de Narbona, sobre una traducción latina debida a Cornarius. En 1781 se publicó en Leipzig una edición griega, con la traducción latina más estimada, hecha por Niclas. En 1810 se insertó en las Memorias de la Sociedad nacional francesa de agricultura un resumen hecho por un aficionado llamado Calaren, resumen que aunque ocupa 109 páginas, no da más que ideas muy sumarias sobre los diversos capítulos de la obra.

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