La agricultura en América

Cuando los descubridores y aventureros europeos fueron apoderándose de las vastas regiones americanas, encontraron una agricultura muy adelantada en algunas comarcas de ambas Américas; pero las guerras de exterminio que siguieron a las conquistas hicieron desaparecer los pueblos que practicaban aquellos cultivos, y los nuevos poseedores, en vez de imitar las buenas prácticas de los mejicanos y peruanos, se contentaron por lo pronto con agotar el suelo, arrancando de él riquezas inmensas sin cuidarse para nada del porvenir, es decir, sin procurar realizar ninguna operación de compensación que evitase el agotamiento del suelo. Los españoles fueron los que aprendieron de los indios el uso del guano para fertilizar tierras estériles.

Desde entonces se han observado dos corrientes, o se han impuesto dos sistemas de cultivos.

En las regiones en que las plantas llamadas coloniales, como son la caña de azúcar, el tabaco, el arbusto del café el cacao, el algodonero, etc., producen inmediatamente grandes riquezas, los europeos no han tardado en conocer la necesidad de emplear abonos enérgicos para sostener la producción, y hoy hay estados americanos, ya independientes, ya constituyendo colonias, en que se hace ahora gran consumo de materias fertilizantes para abonar las tierras.

Pero en las extensas comarcas en que los cereales forman el cultivo principal, no sucede lo mismo; se explota la tierra hasta aniquilarla y esto puede llegar a ser general si no se cambia de procedimiento. Inmensas llanuras de la América del Norte se ponen en cultivo por un procedimiento casi salvaje, pues la roturación consiste muchas veces en quemar bosques seculares, que suministran al terreno, con sus cenizas, abundantes elementos minerales en estado de ser fácilmente absorbidos y de coadyuvar a una rápida y abundante vegetación.

Cuando llegaron al país norteamericano los primeros colonos echaron de ver la falta de ganado a propósito para la labranza, por lo cual en 1607 se importaron en Virginia algunas vacas, y mientras se continuó esta importación, prohibióse inmolar ninguno de estos animales bajo pena de muerte; en 1620 contábanse ya quinientas cabezas de ganado; y en 1639, su número ascendió a 30.000, habiendo aumentado desde entonces la cifra proporcionalmente.

Hacia la misma época se importaron caballos, que Holanda envió a su colonia del Hudson, y poco después llegaron muchos de estos cuadrúpedos de Dinamarca.

Hasta 1677 no se estableció un cultivo sistemático para los pastos, y por esta razón, así como a causa de las continuadas lluvias y largos inviernos, el ganado degeneró en calidad, aunque aumentaba en número. Los carneros se introdujeron en la Virginia en 1609; y en 1648 contábanse en este punto más de 3.000; pero no se hizo mejora alguna en la cría hasta el presente siglo.

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