La aduana en España

España, por último, cuenta con el portorium romano, con los diezmos de puertos en las monarquías de la reconquista y el almojarifazgo de loa arabas, como antiguos precedentes de la renta de aduanas, que parece no haber existido bajo la dominación del pueblo godo.

Cobrábase ya en los reinos cristianos de la Edad Media el diezmo de puertos en los mojados o de mar y en los secos, o sea al transporte por tierra de las mercaderías que pasaban de uno a otro de aquellos Estados; pero esas exacciones se perfeccionaron con la adopción por parte de los conquistadores del almojarifazgo que los moros teman establecido en los puertos de Andalucía, y que consistía en derechos proporcionados al valor de los artículos de comercio.

Fernando III, al apoderarse de Sevilla, confirmó tales derechos y dio el primer cuaderno expresivo de todas las mercaderías que quedaban sujetas a su pago. Nuestro primer arancel lleva, por consiguiente la fecha del siglo xiii.

Alfonso X mostró muy principalmente su sabiduría en el espíritu de libertad con que legisló sobre Aduanas, redujo a la octava parte del valor de los géneros los derechos, que antes llegaban en algunos casos hasta el 15 por 100; concedió franca entrada a los artículos extranjeros y facultad a los importadores para extraer del reino, libre de derechos, una cantidad de mercancías igual a la que hubieren introducido; limitó a un corto numero las prohibiciones de exportación y puso gran cuidado en evitar a los mercaderes molestias y malos tratos.

Durante el siglo xiv continuó la legislación de aduanas bajo el mismo pie de moderación y de dulzura, y aunque en el siglo xv comienzan a manifestarse tendencias proteccionistas en la corte de Castilla, todavía el arancel general de 1431, la ley de los puertos secos de 1446 y la ordenanza de puertos de mar fecha de 1450, conservaron la amplitud y las facilidades de que gozaba el comercio. Los monarcas de Aragón siguieron igual política, y consecuencia suya fue la prosperidad de la navegación y del comercio en sus puertos, entre los cuales descollaba Barcelona por su actividad y su riqueza.

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