Historia de la anatomía artística

El estudio de la forma y de las proporciones data de tiempo muy remoto.

El más célebre de los cánones griegos es el de Policleto (cuatro siglos y medio antes de J. C.) que compuso un Tratado de las proporciones, con un modelo de mármol conocido con el nombre de Doryphoro portalanza.

Los estudios de la forma y proporciones humanas de los griegos y de los egipcios fueron recogidos y renovados en el Renacimiento por Leonardo de Vinci, Alberto Durero y Juan Cousin.

Leonardo de Vinci es el primer artista del Renacimiento que ha dejado testimonios escritos del estudio de la Anatomía aplicado a las artes bellas, y que ha investigado en el cadáver no tanto la noción objetiva de las partes internas, como la interpretación fisiológica de sus expresiones en la forma viviente y activa.

Sabido es que Miguel Angel tuvo el propósito de escribir un tratado de los movimientos musculares. El estudio de los cuadros de Rafael no deja la menor duda de sus conocimientos de Anatomía aplicada. Julio Romano, los Carrachi, el Dominiquino, Daniel de Volterra, Marco de Siena, Salviati, etc., continuaron la tradición anatómica.

Desde esta época los trabajos y escritos sobre la materia se han multiplicado considerablemente pudiendo citarse, entre otros muchos, los de Juan Arfe y Villafafie, Madrid, 1675, Thomasius, Lipsim, 1676, Brisbane, Londres, 1769, Sué, París, 1878, Lavater,, Caldani, Salvaje, Simpson, Gervy,, Fau. Los autores siguientes serán consultados con utilidad: Camper, Sué, Bell, Duchenne (de Boulogne) y Mantegazza.

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