Hipótesis para explicar la unión de cuerpo y alma

Las hipótesis más o menos verosímiles para explicar o ensayar la explicación de la unión de alma y cuerpo (cuyo carácter principal de ser esencial y natural en ambos elementos unidos queda desconocido ante aquel primer error) es un problema en realidad superfluo. Las hipótesis ideadas para explicar esta unión son insuficientes, porque no poseen fundamento para su justificación, o inútiles, porque se limitan a declarar el hecho de la unión y apenas si conservan simplemente interés histórico como indicio de las diversas ideas, que del alma han ido formando los pensadores.

Una de estas hipótesis recurre arbitrariamente a sustancia intermediaria o ser de doble naturaleza que, participando a la vez de lo anímico y de lo corporal, puede servir de mediador entre ambos principios opuestos. Este ser imaginario ha recibido el nombre de Mediador plástico, hipótesis concebida por Cudworth. Muy semejante a ella son la de los espíritus animales, admitidos por los fisiólogos y filósofos del siglo xvii, la del archeo o principio vital de Yan-Helniont y la llama vital de Willis.

Ahondando más y más en el dualismo cartesiano y en la oposición de los atributos anímico y corporal han recurrido otros a la intervención divina para excitar en el alma los fenómenos correspondientes a los diversos estados del cuerpo y en el cuerpo los movimientos necesarios para traducir al exterior loa pensamientos del alma. Esta es la hipótesis de las causas ocasionales, ideada por el cartesiano Arnoldo Guelinx y desarrollada por Mallebranche.

Leibniz, que es en realidad cartesiano más que filósofo alemán, establece también un abismo entre los dos principios de la naturaleza humana y llega a negar, de una manera general, la influencia de una en otra sustancia; pero recurriendo a la sabiduría divina, imagina que desde que fueron creados alma y cuerpo, lo fueron de tal suerte que se hallan en perfecto acuerdo los fenómenos del uno con los del otro, a modo de péndulos, que marchan al mismo compás y sin la más pequeña divergencia. Tal es la hipótesis de Leibniz, llamada de la Armonía preestablecida, que es una aplicación de la idea metafísica de la Monadología; otra hipótesis es la del Influjo físico, circunscrita a declarar, sin explicarla, la influencia recíproca de las dos sustancias.

En cuanto a la primera (la del Mediador plástico) se reduce a añadir al hecho que se trata de explicar, una hipótesis inexplicable, pues supone una tercera entidad en el hombre, cuya naturaleza no se precisa.

Las demás hipótesis suprimen la espontaneidad y hacen a Dios responsable de todos los actos humanos. Como teoría novísima, aunque de mayor trascendencia, pues tiene abolengo muy distinto, podemos indicar el Monismo o Unitarismo, que pretende identificar alma y cuerpo, reconociendo sólo la unidad de hombre; pero sin que se pueda saber si, como dice Lotze, con esta unidad materializamos el espíritu o espiritualizamos el cuerpo.

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