Hiparco, gran astrónomo de la antigüedad

Llegamos a Hiparco que puede considerarse como el mas grande astrónomo de la antigüedad (siglo II a. de la era cristiana); a Ptolemeo debemos principalmente el conocimiento de sus trabajos, quien sin cesar se apoya en sus observaciones, calificándolo de “astrónomo habilísimo, de sagacidad rara y de amigo sincero de la verdad”.

Poco satisfecho Hiparco de lo que hasta entonces se había hecho, quiso principiarlo todo y no admitir más que los resultados fundados en una nueva discusión de las observaciones, o en observaciones nuevas más exactas que las de sus predecesores.

Determinó la duración del año comparando una de sus observaciones del solsticio de verano con la de otro solsticio análogo, efectuado por Aristarco el año 281 antes de nuestra era; parecióle esta duración algo menor que el año de 365 1/4 días, adoptado hasta entonces, y halló que al cabo de tres siglos sería preciso restar un día; comprobó en seguida el cálculo por treinta y tres años de observaciones de los equinoccios; este último trabajo lo llevó a reconocer que los intervalos de un equinoccio a otro son desiguales y están desigualmente divididos por los solsticios; para explicar esas desigualdades hizo mover el Sol uniformemente en un orbe circular, pero en lugar de colocar la Tierra en su centro, le alejó la 24° parte del radio, fijando el apogeo en el sexto grado de los Gemelos.

Con estos datos formó las primeras tablas del Sol que se mencionan en la historia de la Astronomía; consideró luego los movimientos de la Luna, y comparando sus propias observaciones con las de los caldeos halló la duración de sus revoluciones respecto de las estrellas, del Sol, de sus nodos y de su apogeo; determinó la excentricidad del orbe lunar y de su inclinación respecto de la eclíptica, y por último, descubrió la paralaje de la Luna, de la cual trató de deducir la del Sol. Ocupóse también de los planetas, de los que hizo gran número de observaciones.

“Todo el edificio de la Astronomía planetaria, dice Biot, se fundó primitivamente en los períodos numéricos con que Hiparco expresó, para los cinco planetas principales, las relaciones de las duraciones medias de sus revoluciones sinódicas a la media del año, sea trópico, sea sidéreo, que había adoptado. Estos períodos los transmite Ptolemeo usándolos como otros tantos hechos; su exactitud es sorprendente y eran los mejores que se conocían en tiempo de Kepler, y aun hoy día poco es lo que en ellos hay que cambiar”.

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