Fabricación de agujas

La fabricación de estos instrumentos constituye una industria muy importante. En los siglos xvi y xvii, España era una de las más adelantadas en esta fabricación, habiendo alcanzado las agujas de Toledo la fama que hoy tienen las inglesas.

El título 31 de las Ordenanzas de Toledo, en el siglo xvi, da disposiciones para precaver el fraude de introducir en la Península agujas extranjeras más baratas y de peor clase que las españolas. Éstas se clasificaban en agujas de costura, de ojalar, de aforrar, de sobrecoser, de zurcir, de embastar, de pegar botones, de pegar galones, de verdugado, de medio verdugado y salmarejas.

Pero desde fin de la Edad Media, las naciones que han gozado la exclusiva en la fabricación de agujas puedo decirse que han sido únicamente Inglaterra y Alemania, siendo los dos centros más importantes de esta fabricación Aquisgrán y Birminghan. En Francia, la fabricación de agujas es muy moderna, habiendo adquirido bastante desarrollo en Laigle y sus alrededores (Departamento del Orne).

Las agujas se fabrican o con alambre de acero (método inglés), o con alambre de hierro que se cementa después de fabricadas aquellas (método alemán y francés). El trabajo por éste último método es más fácil, pero no se obtienen agujas tan perfectas como con el acero estirado a la hilera según el método inglés.

De cualquier modo, la fabricación de las agujas supone una porción de operaciones distribuidas entre 80 u obreros, siendo uno de los ejemplos más curiosos de los prodigiosos efectos de la división del trabajo.

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