Exportación, importación y balanza de comercio

Los hechos condenan el sistema denominado de la Balanza mercantil con mucha más eficacia que los principios. Si el exceso de las importaciones es ruinoso, y vemos que en casi todos los países se llega a ese resultado, sí las sumas de la Balanza universal dan constantemente un total de importación mucho mayor que el guarismo de las exportaciones, habremos de llegar a la conclusión de que el comercio exterior ocasiona enormes daños y debiera proscribirse.

Si las naciones tomadas en conjunto resultan obligadas a pagar grandísimos saldos en numerario, ¿a dónde va ese dinero? ¿Quién lo cobra? Según las Balanzas de Inglaterra, en el período que media desde 1866 a 1881 la importación ha tenido en aquel país un superávit de 31.725 millones de pesetas, de suerte que la riqueza ha debido disminuirse allí por más de 2.000 millones en cada uno de esos quince años. Francia desde 1876 a 1881 ha importado por término medio anual unos 1.000 millones de francos sobre el valor de sus exportaciones, y en España a contar desde 1876 hasta 1885, la suma de las importaciones arroja 6.855 millones de pesetas contra 6.092 millones que da el total de la exportación. Y sin embargo, estas naciones prosperan y no ha disminuido la cantidad de numerario que circulaba en ellas, cuando, a ser cierta la teoría de la Balanza, debían haberse visto despojadas hasta del último céntimo.

El exceso de las importaciones tiene, como ya hemos visto y dentro de ciertos límites, una explicación satisfactoria, porque puede consistir en la diferencia que exista entre el valor reconocido por la aduana a las mercaderías exportadas y el precio que éstas alcanzan en el lugar adonde se dirigen. Un comerciante español lleva un cargamento a América valorado en el puerto de salida en 100.000 pesetas; vende sus géneros en Chile o Buenos Aires obteniendo un producto de 120.000; invierte allí esta cantidad en otros artículos para el viaje de retorno y llega a nuestras costas con una carga que la aduana estima, justamente, en 150.000 pesetas. La Balanza dirá en este caso: Exportación, 100.000 pesetas; Importación, 150.000; y esta diferencia no es una pérdida para nuestro país, sino que, al contrario, representa precisamente la utilidad que en él deja la operación realizada.

Pues bien, si el conjunto de las operaciones del comercio exterior diera ese mismo resultado, habría que considerarle como muy favorable.

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