Examen de la mujer para la detección del aborto

Cuando el aborto es muy reciente, sobre todo si la época del embarazo estaba muy adelantada, de modo que el feto pudiera distender de modo visible los órganos genitales, el médico puede cerciorarse, sin gran dificultad, de si se ha verificado o no expulsión prematura. Pero, cuando la enferma haya tenido tiempo para restablecerse, con especialidad si el mal parto fue provocado en los primeros momentos del embarazo, el examen de la mujer puede dar muy poca luz sobre el hecho.

Aún probada y evidenciada por el facultativo la existencia del aborto, queda por averiguar lo importante para los tribunales que persiguen un supuesto delito, a saber, si el parto prematuro, o el aborto en su caso, ocurrieron naturalmente, fueron provocados con intención.

En esto punto es donde se necesita que las investigaciones deban ser encaminadas a saber si hubo premeditación de parte de la madre misma, o de parte de otras personas interesadas. El perito procurará entonces enterarse de si la acusada ocultó su embarazo; si se procuró drogas medicamentos de los comúnmente considerados como abortivos, o si procuró averiguar los medios que producen los abortos; si ha tomado purgantes, o se ha hecho sangrar, o se ha aplicado sanguijuelas sin prescripción facultativa; ti hallándose bien de salud, ha tomado disposiciones que indicasen sus temores de verse obligada a guardar cama durante algunos días, y si ha fingido enfermedad con que le haya sido facil ocultar a las gentes su estado. La contestación a cada une de estas preguntas es de interés grande cuando se persigue un supuesto delito de aborto. El perito debe inquirir, asimismo, todas las circunstancias que han acompañado al aborto.

En el caso de que éste sea el resultado de maniobras realizadas por otras personas sin consentimiento de la acusada, las declaraciones de ésta sobre lea sensaciones que experimentó en el momento de la operación y las circunstancias que han precedido, acompañado y seguido a la operación son o serán bastantes para constituir interesantes indicios. Como el aborto producido artificialmente suele tener por consecuencias funestas la metro-peritonitis y la hemorragia, casi siempre mortales, los tumores del ovario, los focos purulentos en la vagina y el cáncer de la matriz; el perito no debe perder de vista estas complicaciones que pueden darle mucha luz sobre la materia. Si la mujer ha sucumbido inmediatamente a las tentativas o a las consecuencias del aborto, se hallará en los intestinos cantidad, mayor o menor, de sustancias abortivas y desórdenes en el útero y en el peritoneo, que servirán de datos estimables acerca del origen y la naturaleza del mal. Si la muerte ha sido consecuencia de maniobras violentas, las huellas de las lesiones aparecerán más visiblemente. En algunas ocasiones, al propio tiempo que las heridas atestiguan la tentativa de aborto, se encuentran aún el embrión y sus anejos en el útero, ya porque al feto no hayan alcanzado los efectos, ya por que la muerte haya paralizado la expulsión.

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