Estructura de las algas

Cualquiera que sea la dimensión de las algas, siempre son celulares; jamás se encuentran en sus tejidos vasos de ningún género, pero la forma y la estructura de sus células varía considerablemente.

En la célula única que constituye los Vibriones, no se puede distinguir más que una membrana de cubierta delgada y un contenido protoplásmico homogéneo e incoloro, desprovisto de núcleo.

En todas las algas la célula destinada a servir de punto de partida para la formación de un individuo nuevo, es siempre desnuda; la membrana envolvente no se forma sino en el momento en que la célula se fija sobre el punto donde deben verificarse las fases ulteriores de su existencia. En algunas algas, como las Nostoquineas, se encuentran dos clases de células, unas verdes susceptibles de reproducirse, otras más grandes, pero incoloras e incapaces de dividirse.

La presencia de estos individuos privados de materia colorante, entre tantos otros que la tienen es importante, porque permite que no se considere la presencia de la clorofila como un carácter absoluto merced al cual se puedan separar las algas de los hongos.

En algunas algas se encuentra una membrana celular, un contenido protoplásmico, un núcleo, materia colorante y granos de almidón.

En las algas superiores, las células de la periferia son pequeñas y apretadas, ricas en materia colorante, y forman una o muchas capas protectoras que se puede asemejar a la corteza de las fanerógamas. Por debajo de esta zona hay una capa media, cuyas células adquieren grandes dimensiones, incoloras, redondeadas u ovoideas y dejan entre ellas grandes espacios vacíos. La capa central o medular está formada por grandes células separadas por lagunas.

Un gran número de algas llevan sacos aéreos que están formados por un levantamiento de las capas superficiales y destinados a mantenerlas flotando en la superficie de las aguas.

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