El fósforo en los abonos

El fósforo lo suministran los fosfatos de cal naturales, los huesos y el negro de refinerías. Los fosfatos de cal naturales constituyen varios minerales, como la fosforita, apatita, etc., de diversa riqueza en ácido fosfórico y muy variada estructura. En Esparta existe la fosforita en mucha abundancia en Extremadura, constituyendo un extenso yacimiento que cruza desde los límites de la provincia de Córdoba hasta el norte de la de Cáceres, pasando por la de Badajóz, siendo las cercanías de Logrosán la comarca en donde más se explota este mineral. La fadorita de este yacimiento tiene una riqueza media de 80 por 100 de fosfato tribásico de cal puro, de forma que constituye el depósito de fosfato más importante que se conoce, tanto por su extensión como por su riqueza. Este depósito ha estado surtiendo por muchos arios, y continúa surtiendo hoy, a muchas fábricas extranjeras por haber sido durante mucho tiempo casi el único yacimiento de importancia conocido.

Además de los fosfatos de Extremadura, se han encontrado bolsadas de este mineral en las provincias de Córdoba y Sevilla y en algunos otros puntos; pero realmente la importancia de estos minerales se encuentra hasta hoy en las provincias de Cáceres y de Badajóz. Francia posee abundantes minas de fosforita que sirven para alimentar las numerosas fábricas de abonos que ha establecido.

Bélgica tiene también fosfatos fósiles en gran cantidad, si bien el término medio de los ejemplares que se han analizado es de 19,43 de ácido fosfórico que corresponde a 42,13 de fosfato calizo. Estos minerales, relativamente pobres, no pueden, por su baja ley, sufragar los gastos de trasporte a grandes distancias y necesitan consumirse casi en los mismos lugares en que se producen. Por esta razón se explica que los belgas importen de España fosfatos más ricos, que necesitan para alimentar las fábricas establecidas; pero no es imposible que nuevas investigaciones consigan descubrir minerales tan ricos como los de Espata. En Suecia y Noruega se han encontrado también minerales fosfatados que fueron expuestos en la exposición de Viena.

Los depósitos de fosfato de cal descubiertos en Rusia son inmensos; abrazan una extensión de muchos millones de hectáreas, y según Petermann, pueden dividirse en tres grandes categorías:

1° Los depósitos primarios, que tienen su origen en el mismo punto donde hoy se les encuentra. Estos depósitos son debidos a la acción disolvente que las aguas cargadas de ácido carbónico, infiltrándose al través de las capas calizas, ejercen sobre los diversos despojos orgánicos y otras materias fosfatadas que encuentran a su paso.

2° Los depósitos de fosfatos desalojados y trasportados por las aguas. 3° Los depósitos de formación secundaria producidos por la acción desintegrante del agua sobre los depósitos de fosfatos de las dos primeras categorías.

La forma de estos fosfatos es, como en todas partes, muy variable: se presentan unas veces bajo el aspecto de nódulos o riñones de volumen muy diverso, negros, oscuros, grises, o verdosos; otras veces se presentan en grandes masas que realmente no son más que aglomeraciones de risiones voluminosos, reunidos por una especie de cemento.

La composición de los fosfatos rusos, según los análisis practicados hasta hoy, dan como término medio, una ley de 40 por 100 de fosfato y 8 por 100 de carbonato de cal.

En todos los demás países de Europa, Alemania, Holanda, Dinamarca, etc., se han encontrado igualmente minerales fosfatados que se consumen en cada país. Inglaterra viene explotando desde hace muchos arios sus fosfatos fósiles, que son coprolitos, y se utilizan en la fabricación de abonos minerales.

Se han encontrado también minerales fosfatados de gran riqueza en otros países. En las regiones ecuatoriales del Pacífico, en el Sud del Ecuador, en un grupo de islas conocidas con el nombre de Phoenix Islands, se han descubierto minerales muy notables.

En Méjico, en Venezuela, en los Estados Unidos y en otros puntos de América se han descubierto importantes depósitos de estos minerales fosfatados, que se consumen, parte en los países de producción, y el resto viene a Europa, especialmente a Inglaterra, y siempre los minerales más ricos son los que se exportan, pues por su gran riqueza permiten sufragar los gastos del trasporte.

Es difícil hallar un carácter físico que sirva para reconocer la fosforita, apatita y demás minerales fosfatados. La fosforita se reconoce por la propiedad que tiene de fosforescer en la oscuridad al echarla en polvo sobre las ascuas; pero esta propiedad no es característica, porque hay algunas calizas que contienen fluoruros, y gozan de la misma propiedad, aunque la fosforescencia es más débil. También hay fosforitas de gran riqueza en nuestro país que no fosforescen en la oscuridad: ejemplo las fosforitas de Aliseda, de 90 por 100 de fosfatos, y que se conocen con el nombre de fosforitas sin luz.

Los huesos de los animales suministran también al comercio y a la industria grandes cantidades de fosfatos; antes del descubrimiento de los fosfatos minerales eran el único origen conocido de fosfato de cal. Se encuentran en el comercio, en varias formas, como son: huesos tiernos en polvo, huesos desgelatinados y también en polvo, cenizas de huesos y negro animal carbón animal procedente de las refinerías de azúcar. Los huesos tiernos en polvo no son más que los huesos procedentes de los mataderos y depósitos donde se recogen animales muertos sus despojos, y reducidos a trozos o a polvo grueso por medios mecánicos; contienen de 20 a 24 por 100 de ácido fosfórico y de 4 a 4,5 de nitrógeno orgánico. Los huesos desgelatinados son los residuos de la fabricación de las gelatinas; no contienen más que 0,5 a 1,5 por 100 de nitrógeno orgánico, pero en cambio el ácido fosfórico sube a 28 o 30 por 100. Las cenizas de huesos son el resultado de quemar completamente y calcinar los huesos al aire libre; no contienen nitrógeno, pero su riqueza en ácido fosfórico llega a 37 o 38 por 100. El negro de refinerías procede de calcinar los huesos en aparatos cerrados, con lo cual resulta el carbón animal que se emplea como agente clarificador en las refinerías de azúcar; cuando éstas lo desechan constituye una excelente primera materia para la fabricación de abonos puesto que contiene de 0,25 a 8,00 de nitrógeno y 15 a 32 por 100 de ácido fosfórico. Los fosfatos de huesos en cualquiera de estas formas son, en general, más fácilmente asimilables que los fosfatos minerales y dan a la planta mucho más rápidamente el ácido fosfórico que contienen. Cuando los fosfatos no son suficientemente asimilables directamente, son transformados por la industria en superfosfatos o sean fosfatos ácidos y en fosfatos precipitados.

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