El baile en la antigüedad

Los monumentos figurados y los textos de todas las épocas, dan vivos testimonios de la existencia del baile en las civilizaciones pasadas.

De la más antigua en el orden histórico, la egipcia, nos quedan las pinturas de Menfis y de Tebas, representando bailarines y bailarinas, probablemente de oficio y de condición de esclavos, que ejecutan pasos graciosos, piruetas, balanceos de brazos, enlazamientos de manos, diversas actitudes, en fin, que expresan también los jeroglíficos, medidas por los instrumentos tocados por los mismos bailarines o por el choque rítmico de las manos o de las castañuelas; pero aún no ha podido precisarse si estos asuntos deben ser interpretados como representaciones de danzas ejecutadas para divertir a los demás, o para divertirse los mismos que las ejecutan.

En cuanto a los hebreos, se sabe que los levitas estaban divididos en dos coros, de canto y de baile; que en las ceremonias religiosas solemnes expresaban aquellos sacerdotes su reconocimiento al Todopoderoso, bailando; que David fue bailando “con todas sus fuerzas” ante el Arca de la alianza, desde la casa de Obedom hasta la ciudad de Betleem, y que los israelitas demostraron a Dios su gratitud por haberles pasado el mar Rojo, bailando al compás de los cánticos que improvisó la hermana de Moisés.

Los indios y los chinos introdujeron antiguamente en sus ritos religiosos unas danzas mímicas que simulaban el curso armonioso de los astros, según sus cosmogonías, rito que también practicaron loa sacerdotes egipcios de Apis, de quien probablemente tomaron los sacerdotes hebreos el de bailar en torno del carnero de oro.

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