El ayuntamiento de Valencia en la Edad Media

Desde Jaime I correspondía el gobierno de Valencia a cuatro jurados (jurats) acompañados del cuerpo consultivo que formaban los consellers. Los jurados y consejeros salientes elegían los cuatro entrantes, y éstos, después de tomar posesión de sus cargos, elegían a los consejeros: todos habían de ser plebeyos. Los jurados ejercían el poder ejecutivo de la ciudad, pero tenían que consultar a los concellers. Jaime II elevó a seis el número de los jurados, y Alfonso IV dispuso que los dos aumentados fuesen de la clase de los caballeros.

Como en Cataluña, existían en Valencia los gremios de los oficios aprobados y tenían representación en la organización municipal al lado de las parroquias y de las profesiones liberales.

Según Matheu y Sanz pronto se dejó el procedimiento de que los jurados nombraran el Consejo general y se hacía la designación por los distintos elementos sociales de la ciudad; esta organización duró hasta el siglo xvii. Componían el Consejo 132 personas elegidas de las siguientes clases: 66 de los oficios mecánicos, 48 de las doce parroquias (cuatro por cada una), 2 mercaderes, 4 abogados, 4 ciudadanos honrados, 2 notarios y o caballeros. Por último se volvió a la designación libre por los jurados.

Las funciones judiciales estaban confiadas a un justicia, que para cada ciudad nombraba el rey de la terna que se le propusiera; administraba justicia durante un año acompañado de los prohombres.

Jaime II estableció en Valencia dos justicias, uno para lo civil y otro para lo criminal. Al principio no entraban en la terna más que los ciudadanos, pero luego se dispuso que uno de los tres individuos fuese caballero. Uno de los justicias de Valencia había de ser caballero, y ciudadano el otro. En Murviedro, Játiva, Morella, Burriana, Alcira y Castellón alternaban cada año los caballeros y los ciudadanos para los cargos de justicia y jurados.

En todos los pueblos de realengo la superior autoridad civil era el Bayle general, de nombramiento de la Corona. Hubo oficios de verdadera importancia, como auguieros, almotacenes, padres de huérfanos, maestre racional (cobrador de rentas de la ciudad), etc.

También a Valencia tocó a fines del siglo xvii ensayar el vicioso sistema de la insaculación para el nombramiento de jurados, justicias y almotacenes.

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