El atomismo como doctrina filosófica

Doctrina filosófica, que forma una concepción mecánica de la realidad, sin admitir más principio explicativo que el de los átomos.

Se entiende por átomos, en la concepción filosófica, el último residuo de la experiencia sensible (único criterio de verdad para el atomismo), o sean las partículas inseparables e indivisibles que ante las sensaciones aparecen como el límite infranqueable para todo conocimiento.

A este término átomo, estimado como primario ante la percepción táctil y visual, une después el intento explicativo de los filósofos atómicos, ya el vacío, ya el movimiento, ora densidades, ora posiciones distintas como otras tantas condiciones complementarias de las cuales emerge o brota la múltiple variedad de seres, objetos y relaciones, en que se manifiesta interinamente la trama de la realidad.

La filosofía atómica corpuscular, cuyos más ilustres representantes en Grecia pertenecen al período conocido con el nombre de Filosofía ante-socrática, tiene, según vagos indicios históricos, un más largo y dilatado abolengo. Estrabón y Sexto Empírico refieren los orígenes del atomismo a un Sidonio Mosco, que vivió en tiempos anteriores a la guerra de Troya. El filósofo indio Kanada, aunque con cierto sentido espiritualista, expone los primeros gérmenes del atomismo, afirmando lo eterno o indivisible de la materia.

Pero donde adquiere todo su desarrollo el atomismo es en Grecia con los filósofos denominados físicos. Empédocles y Anaxágoras, Leucipo, Demócrito y Epicuro, en Grecia, Lucrecio el poeta filósofo de Roma, y el empírico Gassendi, en Francia, son los principales representantes del atomismo.

A esta concepción filosófica opone Leibnitz su teoría de las mónadas, demostrando que la idea exclusivamente cuantitativa del mundo se halla tocada de un tal vicio de abstracción que no resuelve ni explica el concepto de lo cualitativo y específico que la trama de la realidad ofrece en los diferentes seres, objetos y cosas que aparecen.

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