El año civil en la cronología

Se cree que los años de que se sirvieron los primeros pueblos del mundo constaban de 30 días; luego hablaremos de los años lunares de que todavía hacen uso los turcos y árabes y que son de 354 y de 355 días.

Pero la primera regla constante que hubo para los años fue la de los compuestos de 365 días iguales, que algunos llaman años egipcios. Atrasándose el Sol anualmente 10 horas respecto del año egipcio, cada cuatro años caía el equinoccio un día después en el año civil, atraso que formó un año entero al cabo de 1.461 años civiles o de un período canicular. En Persia se emplean todavía los años egipcios.

Llámase año civil el espacio de tiempo compuesto de cierto número de meses, en uso en cada pueblo; entre los cristianos el año civil es el gregoriano, así como lo es el juliano entre los rusos y griegos; para los árabes lo es el lunar, recibiendo asimismo el nombre de civil el vigente en cada pueblo.

Si variedad ofrecen los diversos pueblos de la tierra respecto de sus sistemas de días y meses, no la ofrecen menor relativamente a los del año. Difícil, si no imposible, es fijar con seguridad los principios que hubieron de tener presentes al establecer este período de tiempo, los métodos que hubieron de adoptar para constituir sus años civiles.

Compusiéronlo unos pueblos de número arbitrario de días sin atender a la marcha del Sol ni de la Luna; intentaron otros acercarse a la evolución aparente del Sol, dando a un año 365 días, sin tener en cuenta las seis horas de más que emplea aquel astro en completar su movimiento: adoptaron por base los más el año lunar, o sea un período de 12 lunaciones que se verifican en 354 días, 8 horas y 48 minutos próximamente, pero armonizándolo con el solar por medio de intercalaciones que constituye el año lunisolar o embolismal.

Al examinar, aunque rápidamente, los años que estuvieron y están en uso en los diversos pueblos, tendremos ocasión de comprobar la exactitud de nuestras apreciaciones.

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