El anillamiento en veterinaria

Operación que se practica en los animales como un medio de sujeción o para imposibilitar funciones de determinados órganos.

En el ganado vacuno consiste esta operación en perforar el tabique que divide las dos narices en la parte más inmediata al hocico y pasar por esta abertura un anillo de hierro que tiene en su parte externa un asa, a la cual se fija una cuerda y con ella se conduce a los animales, impidiendo que se escapen, o para dirigirlos durante el trabajo, sistema muy usado en la isla de Cuba: existe otra clase de anillos que, a manera de pinzas, obran comprimiendo el tabique nasal sin necesidad de perforarle, teniendo también en su parte externa el espacio donde se fija la correa o cuerda.

La operación se ejecuta con un trocar cuyo punzón tenga el calibre del anillo. Algunos veterinarios ejecutan este acto pasando un hierro enrojecido: también suelen usarse anillos muy semejantes a los pasadores que se colocan a las niñas por primera vez en las orejas. En España se usa poco este medio de sujeción de la que son tan partidarios los franceses.

En el cerdo se aplica también en el hocico un anillo con el que se impide que puedan hozar la tierra. La operación es tan sencilla que basta introducir un hilo de hierro o de cobre de cierta resistencia para que no se doble y dejando sus extremos como en forma de bigote a las partes laterales del hocico.

En las hembras de algunos animales domésticos, como la yegua, hubo un tiempo en el que se aplicó un anillo en la abertura exterior de los órganos genitales para impedir el acto de la cópula cuando viven en libertad y mezcladas con los machos de su especie; pero este procedimiento producía accidentes de cierta gravedad y hoy está completamente abandonada esta práctica irracional.

Si alguna vez pudiera estar justificada esta operación, sería para impedir el prolapso de la vagina y del útero en los casos de reinversión de estos órganos.

A las perras se les ha aplicado algunas veces en la abertura vulvar hilos metálicos y suturas en forma de aspa, con una mecha de cáñamo, para impedir que las cubran otros perros que aquellos que no sean los escogidos por sus dueños, ya con un fin zootécnico, ya para satisfacer su capricho.

De cualquier modo el anillamiento es un medio insuficiente y doloroso del que puede prescindir el hombre empleando otros recursos, como la separación y vigilancia entre los machos y las hembras.

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