El amor puro o platónico

Poco numerosa es la bibliografía que se puede citar de filósofos que se hayan ocupado directamente del amor como objeto propio de la especulación reflexiva. En toda la antigüedad apenas si se halla más filósofo que se ocupe del amor que Platón, el cual en su dialogo El Banquete, a través de mitos y símbolos, hace una descripción del amor y de sus diferentes clases para concluir exaltando con la sencilla ingenuidad de la enseñanza socrática el amor a lo bello y a lo bueno.

Interpretado el amor puro y platónico como desviación de la atracción sexual o del instinto genesiaco y cual tendencia a la unión carnal de individuos del mismo sexo, mancha imborrable en el cielo de la cultura griega, ha sido depurado más tarde este símbolo por el espiritualismo cristiano, que le ha concebido como el amor puro e ideal, libre de toda unión carnal, y origen a su vez de todo amor místico.

Actualmente, en la hora que corre, la indagación psicológica, ayudada por las experiencias fisiológicas, comprueba que en el hombre todo es psicofísico y que el arrobamiento y deliquio del místico equivale a la espiritualización de determinadas impresiones materiales (éxtasis del iluminado, alucinación del poseído, ilusiones del sonámbulo, etc.), y que por tanto no existe el amor platónico en el riguroso sentido de la palabra.

En El Banquete se define el amor como a “la unión de los contrarios”. Fórmula es ésta que constituye el núcleo de todas las inspiraciones del arte.

Ya se puede colegir, por la simple exposición de la teoría del amor de Platón cuánto ha influido la intuición del filósofo griego en la manera de ser concebido y aun sentido este poderoso afecto en todo el largo trayecto de la cultura cristiano-europea.

Podrá apreciarse el eco de la doctrina platónica, recordando que hasta los mitos, con que da relieve y plasticidad a sus ideas, persisten a través de las transformaciones y cambios, que fe, creencias y aspiraciones han sufrido.

Después del diálogo El Banquete, apenas si la literatura filosófica cuenta con obras, en que se trate directamente del amor, desde el punto de vista filosófico, más que los diálogos de León el Hebreo.

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