El almendro en botánica

Árbol originario del Asia y norte de África, correspondiente a la especie Amigdalus communis de la tribu de las Amigdaláceas, familia de las Rosáceas.

Tiene de cinco siete metros de altura; sus hojas son elípticolanceoladas, dentadas y plegadas a lo largo cuando son jóvenes, y las flores blancas o rosáceas, solitarias o geminadas, aparecen antes que las hojas.

Florece durante el mes de diciembre en África, Persia y Armenia en enero en el mediodía de España e Italia, en febrero y marzo en Francia e interior de nuestra Península y en abril y mayo y aun en junio en el norte de Europa.

La corola es de cinco pétalos, y de seis en alguna variedad. El fruto llamado almendra, debido a la transformación del pistilo, es oblongo, comprimido, esponjoso y velloso cuando está verde y coriáceo y seco al adquirir consistencia.

El clima más favorable al cultivo del almendro es el de la región del olivo, entre los 30° y 45° de latitud Norte, aunque también suele prosperar hasta el limite de la región de la vid, pero comprometiéndose con frecuencia las cosechas.

La multiplicación se efectúa por siembra, por acodo con incisión por injerto, sirviendo de patrón el ciruelo, el albaricoquero o el almendro franco; pero se prefiere la siembra con el injerto consiguiente, pues las plantas procedentes de semilla suelen producir variedades nuevas que degeneran del tipo.

Se conoce la madurez de las almendras por la abertura espontánea de sus cortezas tiernas, lo que suele suceder en los meses de agosto y septiembre; llegado este caso, se las hace caer con largas varas o cañas, cuidando de no varearlas mucho, y quitándolas la corteza abierta, es las pone a secar al sol, almacenándolas después o destinándolas a la venta.

La principal enfermedad que ataca al almendro es la goma, especie de descomposición de los jugos saviosos, determinada por heridas o por obstáculos que se oponen a la circulación de la savia.

Entre los insectos que atacan al almendro, causa los mayores daños la larva de un lepidóptero (el Pieris crataegi). Se le destruye quitando durante el reposo de la vegetación los copos sedosos que envuelven las ramas y abrigan las orugas jóvenes hasta la primavera. También le ataca el pulgón del almendro (Aphis amygdali), que se le destruye inyectando los puntos atacados del árbol con el líquido que resulta del cocimiento de hojas de tabaco o impidiendo que los pulgones suban a los almendros.

Son incalculables las ventajas de este precioso árbol, que vegeta en los terrenos más pobres, casi impropios para otro cultivo y resiste las sequías, tan frecuentes en nuestra Península, pues no sólo se utiliza el meollo, gajo o almendra del fruto y cáscara, sino también sus hojas y su dura madera.

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