El almanaque y la astrología

En esta época se había operado una gran transformación en la redacción de los almanaques, introduciéndose en ellos la astrología que pronto llegó a ser su parte más importante.

En tiempo de los romanos sólo se designaban ciertos días como dichosos y otros como nefastos; pero cuando la astrología tomó en cierto modo posesión de la sociedad, no se limitaron los autores a predecir año por año los accidentes de las estaciones y las variaciones del tiempo, sino que pretendieron también indicar el efecto de los astros sobre nuestra organización y sobre los acontecimientos de la vida; se marcaron los días propicios para hacer contratos, para sangrarse, bañarse y cortarse el cabello, y el influjo de los signos del zodíaco se representaba en los ojos de una curiosa figura anatómica designada con el nombre de homo signarum.

Haliwell atribuye a Pedro de Hungría (en latín Petrus de Dacia) que vivía a principios del siglo xiv, la introducción de la astrología judiciaria en los almanaques. Lo cierto es que esta falsa ciencia ocupaba un gran espacio en este género de publicaciones, cuando el descubrimiento de la imprenta vino a favorecer la difusión de estos pequeños tratados.

De las investigaciones minuciosas efectuadas por Mr. Houzeau, antiguo Director del Observatorio de Bruselas, resulta que el almanaque impreso más antiguo que se conoce es el que existe en la biblioteca de Munich titulado Ein Manung dei Cristenheit widder die Durken, que quiere decir Calendario de la cristiandad contra los turcos, en el que después se ha agregado la fecha de 1435. Como este opúsculo no se refiere a ningún año particular sino quo sólo contiene algunas notas y sobre todo exhortaciones contra los turcos, colocadas en los doce meses del año, es imposible indicar con certeza el instante de su publicación; pero si en rigor no es contemporáneo de la famosa Biblia de Maguncia, es por lo menos uno de los monumentos más antiguos del arte tipográfico.

Después de esta obra, de fecha un tanto dudosa, hay otra de fecha segura y casi tan antigua, y que es francamente almanaque: es una página en folio, sin pie de imprenta, en caracteres góticos grandes, que se encuentra en la biblioteca nacional de París. A la cabeza se lee Conjunctiones et oppositiones Solis et Luna y comprende no sólo las fases de la Luna para el año 1456, lo que no deja lugar a la menor duda en cuanto a su fecha, sino también los días faustos y propicios para tomar medicinas: esta interesante hoja ha sido descrita por Fischer von Waldheim.

Hay que citar también un almanaque en octavo sin pie de imprenta, ni fecha, que se aplica a todos los años en general y que contiene además algunas nociones del calendario: se compone de diez y seis hojas impresas por ambas caras, con matrices de madera y grandes caracteres góticos; al fin de la hoja decimoquinta se menciona el nombre de Ludwig zu Basael, que se cree sea el del autor.

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