El alma en filosofía

Después o quizá a la vez que la palabra Dios, la de alma tiene una historia dilatadísima en la Filosofía y múltiples y muy diversas significaciones, que han dado origen a consecuencias prácticas, en el orden intelectual, moral y aún estético, de alcance vario.

Lejos de ser las palabras para el sentido usual, y para el filosófico signos estadizos e inmóviles, definitivamente fijados, aparecen, a través del tiempo, como moldes flexibles, que van ensanchando su significación, según las graduales exigencias de la evolución de las ideas y del pensamiento.

La palabra alma ha expresado ideas muy distintas, y si la estimamos como elemento vivo, cuya significación se ha ido ampliando y rectificando merced a la acción del tiempo, imponen de consuno las exigencias de la lógica y las de la precisión exponer sus diversas acepciones, si no queremos vernos envueltos en una atmósfera contradictoria de ideas que se confundan y que recíprocamente se nieguen.

Pero primero es necesario tomar la palabra ALMA y el sentido en ella implícito en su acepción más genérica, como base para discernir después las trasformaciones sucesivas que ha sufrido su significación.

Tal es el plan que nos proponemos seguir en esta exposición:

1° Dar la acepción general que como desprendimiento natural, libre del sentido estrecho de las escuelas, se ha determinado en la cultura común, de lo que la sana razón entiende por la palabra alma, y aún por la de espíritu, con la cual algunas veces se la sustituye.

2° Enumerar las acepciones distintas que la palabra alma ha tenido entre los pensadores y científicos, señaladamente en aquellos que constituyen época en la historia del pensamiento.

3° Declarar lo que estimamos que se debe entender significado y expresado filosófica científicamente en las palabras alma y espíritu.

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