El alfabeto ideográfico

Todo sistema de escritura ha empezado necesariamente por el ideografismo. La primera idea que pudo ocurrir al hombre para representar gráficamente sus pensamientos, fue dibujar los objetos a que intentaba referirse; y estas representaciones, puramente pictóricas, fueron las primeras manifestaciones del arte de escribir, con el cual había de facilitarse la comunicación de unos hombres con otros a través de los obstáculos que para ello oponían el tiempo y el espacio.

Pero la pintura sólo podía representar los objetos materiales. Las ideas abstractas, que carecen de forma sensible, no podían ser representadas, y para escribirlas se acudió al simbolismo, estableciéndose relaciones de semejanza, de causa o de efecto entre las ideas abstractas y los seres materiales, y dibujándose la figura de estos para expresar aquélla. Así, por ejemplo, en la escritura jeroglífica egipcia un signo representativo de abeja pasó a designar simbólicamente el rey o la monarquía; dos ojos la acción de ver; el sol la idea de día; la luna la idea de mes, etc.

Estos mismos signos representativos y simbólicos admitieron más tarde combinaciones entre sí para expresar mayor número de ideas. En los jeroglíficos egipcios encontramos también numerosos ejemplos de estas combinaciones, como la de la abeja y una vasija para expresar la miel; un ternero corriendo hacia el agua para expresar la sed; la figura representativa del cielo y una estrella para indicar la noche, etc.

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