El alcalde en la antigua Roma

Varia ha sido en el decurso de los tiempos la historia de esta importante magistratura, que ha seguido en su importancia e independencia la propia suerte que la autonomía municipal.

En el pueblo romano el concepto del Estado se funda y determina en la idea de la Ciudad por tal manera, que el orden municipal no se establece en Roma distinta y, separadamente, antes bien coinciden por completo en la capital el organismo político de la Nación y el de la ciudad.

Solamente cuando la conquista ensancha su territorio y Roma es llamada a regir los varios pueblos conquistados, aparece en ellos la organización municipal separadamente como natural consecuencia de la idea del derecho político que Roma concibiera; porque si aspiraba a asegurar su dominación e imponer su soberanía en los países sometidos a su potestad, no juzgaba indispensable para la unidad política la organización del Estado uniforme; antes bien, por pactos o concesiones otorgados, llegó a constituirse bajo la autoridad de los Césares una agrupación o federación de pueblos autónomos gobernados por sistemas diferentes, a los cuales la cabeza del Imperio solamente reclamaba soldados y tributos (Tácito, Historia romana, libro 4°, cap. 73).

En las ciudades que tenían autonomía municipal cuya curia o senado constituía lo que hoy llamaríamos el Ayuntamiento, encontramos las magistraturas que tienen analogía con nuestros alcaldes, las de los Duunviros y Ediles.

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