El aguardiente desde el punto de vista químico

Se llama en España aguardientes a los líquidos alcohólicos o espirituosos, de una fuerza de 48° a 60° centesimales, que conservan cierto sabor y aroma particular, según la materia de que proceden y que se obtienen por destilación directa de los líquidos fermentados que resultan de los mostos preparados con toda clase de materias anacaradas, como cañas, frutos, bayas, raíces, etc., ricas en azúcar; del azúcar prismático, de la glucosa, de la melaza, de la caña y de la miel.

Los líquidos fermentados procedentes de granos, patatas y orujos también dan por destilación directa líquidos espirituosos que llevan asimismo el nombre de aguardientes, y que pueden considerarse, en efecto, como aguardientes de consumo, si bien sea poco apreciados porque carecen del sabor y aroma de los primeros, poseyendo por el contrario cierta aspereza, acritud y olor desagradable.

De todos los aguardientes, los más perfectos apreciados son los que proceden de frutos azucarados ácidos, con esencia, perfume ligero y agradable, y sobre todos los de vino de uva.

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