El agua en la mitología romana

La mitología del elemento líquido tuvo en Roma menos importancia que en Grecia, especialmente en lo que se refiere al mar; Neptuno (Poseidón) y las demás divinidades marítimas, alcanzaron poca popularidad. En cambio los ríos y los manantiales, éstos teniendo por dios supremo a Fontus, gozaron de un culto más popular.

Atribuíanse virtudes inapreciables a ciertos manantiales, como el de Egeria, por ejemplo, que ejercía influencia en los alumbramientos. A su fuente acudían las Vestales para purificarse.

En cuanto a los ríos, el que mereció culto desde más antiguo fue el Tíber; la piedad practicaba en sus aguas misteriosas ceremonias, modo de pruebas, que efectuaban los Augures y las Vestales. Asimismo honraron el Numicus, el Vulturno, etc.

Por último, las aguas termales, puestas bajo la protección de Hércules, produjeron el culto a la diosa Mefitis y a los Paliques demonios ígneos que se adoraban en Sicilia.

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