El acromatismo en fisiología

El ojo humano no está sometido a la aberración de refrangibilidad o cromática y esta propiedad se denomina acromatismo. Tampoco esta presenta a la aberración de esfericidad lo que establece una notable diferencia entre el aparato de refracción del globo ocular y las lentes homogéneas.

Cuando la luz atraviesa cuerpos transparentes cuyas caras correspondientes no son paralelas, se descompone en los siete colores llamados primitivos en virtud de la diferente refrangibilidad de estos colores elementales.

Si se supone un haz de luz blanca que atraviesa un prisma con la base hacia arriba, colocado en una cámara oscura, el haz luminoso será descompuesto y formará sobre la pantalla una imagen coloreada llamada espectro solar. El color morado, que es el más refrangible, ocupará la parte superior del espectro, mientras que el rojo, el menos refrangible, ocupará la parte inferior.

Como los prismas, las lentes descomponen la luz blanca; aunque en menor grado gozan de poder dispersivo. En la proximidad del centro las caras de la lente pueden considerarse como sensiblemente paralelas y, por lo tanto, las imágenes reproducidas por ella no son coloreadas; pero a medida que nos alejamos del centro, la inclinación de las caras de la lente se exagera más y la dispersión aumenta, De esta suerte, las imágenes formadas en el foco de las lentes simples son irisadas en sus bordes, son cromáticas.

En el globo ocular, los diversos medios transparentes que le componen, corrigen recíprocamente su poder dispersivo, merced a su densidad y a sus curvaturas diferentes.

Euler descubrió las leyes del acromatismo por el examen atento del ojo humano, y he aquí por qué, en los instrumentos de óptica, se asocian las lentes con el objeto de obtener imágenes no irisadas, como las que dan las lentes simples. Los instrumentos así corregidos son acromáticos.

El ojo es acromático, aunque no goza de un acromatismo perfecto. El acromatismo del ojo resulta de la carencia de aberración de esfericidad de la lente cristalino.

En toda lente en que la distancia focal de los rayos refractados es la misma para todos los rayos, no hay cromatismo o colores irisados en los contornos de las imágenes. Los ribetes coloreados sólo aparecen cuando se producen círculos de difusión, consecuencia de distancias focales desiguales.

Pero como en el ojo existe una disposición para que la imagen, que no es más que el conjunto de los focos, se produzca siempre sobre el mismo plano y de una manera perfectamente limpia para todas las distancias del objeto iluminado, puede decirse que el ojo es acromático, en circunstancias normales.

Volver a ACROMATISMO – Inicio