El abrigo en arquitectura

Denominación que se aplica en agricultura a todo lo que defiende a las plantas contra los efectos perjudiciales de los accidentes meteorológicos, como son los vientos fuertes y fríos, las heladas, el ardor de los rayos directos del sol y los cambios bruscos de temperatura.

Los abrigos pueden ser naturales y artificiales. Se consideran como abrigos naturales los bosques, las colinas y las montañas en ciertas posiciones. Muchas veces resulta el clima de un valle abrigado, mucho más cálido que el de otras localidades situadas a la misma y aun a inferior latitud. Algunas comarcas del litoral del Mediterráneo, abrigadas por estribaciones de los Alpes o de los Pirineos, son notables ejemplos de esto, pues a causa de dichos abrigos naturales, presentan un clima mucho más templado que el que corresponde a su latitud, y por lo tanto una vegetación más meridional.

En cuanto a los abrigos artificiales o que el hombre se procura, pueden ser muy variados.

La experiencia ha demostrado que los abrigos formados por plantaciones de arbustos en las regiones en que dominan vientos violentos, ejercen su benéfica acción en una anchura de un centenar de metros; cuando los vientos reinantes no tienen tanta fuerza, los abrigos pueden proteger una zona de 200 metros. Para sustraer algunos cultivos a las influencias de meteoros pasajeros se han ideado abrigos especiales. Son notables entre estos la formación de nubes artificiales y los propuestos para abrigar las vides, entre los cuales debe mencionarse el siguiente de Lagarde.

Volver a ABRIGO – Inicio