En Teología, los libros sagrados contienen algunos pasajes, de los cuales parece deducirse que Dios abandona a pecadores determinados y aún a naciones enteras.

En la interpretación de estos pasajes disienten los teólogos. Unos aducen como argumentos aquellas palabras de los Proverbios: “Yo os he llamado y vosotros me habéis despreciado; yo os he tendido los brazos y ninguno de vosotros ha hecho caso de mí. Yo también me reiré e insultaré vuestra alegría cuando os sucedan los males que teméis. Entonces me invocareis .y no os escucharé; me buscaréis y no me encontraréis, Mas el que me escuche descansará sin temor, vivirá en la abundancia y no tendrá que temes mal alguno.” Otros invocan pasajes, como estos de Ezequiel: “Aunque yo hubiera dicho al impío morirás, si hace penitencia y practica la justicia vivirá y no morirá.” y este otro del mismo: “A fe mía no quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva.”

Para armonizar estas contradicciones se dice que el hablar de abandono de gracia, es un modo especial de expresar en absoluto ideas que no lo son; y así, por ejemplo, en los pasajes citados no se quiere decir, según estos exégetas, que Dios prive absolutamente de todas sus gracias a los pecadores ni a las naciones infieles, sino que no les concede tantas como a otros pueblos, o que no les dispensa tanto bien como antes dispensaba.

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