Muchos son los casos que se citan de efectos notables de la atención, que da relieve a las impresiones u objetos a que se aplica y debilita y borra todas las demás. Entre los más notables se señalan:

1° El ejemplo de Arquímedes, de quien cuenta la historia, que absorto en la resolución de un problema, no advirtió que los romanos se habían apoderado de Siracusa y murió víctima de su atención demasiado profunda, cuando salía anunciando que había hallado (Eureka) la solución del problema.

2° El hecho varias veces observado de algunos soldados que, exclusivamente atentos a los trances de una batalla, no advierten que han sido heridos, hasta mucho rato después de recibido el daño.

3° Aquel gotoso, de quien habla Reid, que en lo más fuerte de los accesos de su mal se ponía a jugar al ajedrez, obteniendo por resultado el disminuírsele y hasta calmársele enteramente los dolores, a medida que se empeñaba la partida.

Algunos de estos casos y otros muchos tienen conexiones íntimas con problemas, que se refieren a lo que Hastley denominaba automatismo secundario, que prueba la influencia del hábito en el ejercicio de la atención, Leibniz percepciones sordas, que se refiere a la relación de la atención con la percepción y los modernos filósofos lo inconsciente.

Volver a ATENCIÓN – Inicio