Efectos acústicos de los techos y las bóvedas

Hoy día hay que contar con los efectos del techo. En los salones de conciertos y conferencias sería ventajoso construir encima del punto constituido en foco sonoro una porción de bóveda esférica cuyo eje se inclinase hacia el centro del salón.

Las bóvedas circulares que abarquen toda la extensión de la sala son por lo general de mal efecto acústico, pues producen resonancias muy fuertes y prolongadas que entorpecen considerablemente la audición: tal sucede en el templo de San Francisco el Grande en Madrid, bajo la cúpula de San Pablo en Londres y en la rotonda de San Pedro en Roma.

En sala circular de conciertos de la Academia de Bellas Artes de Berlín se han evitado los inconvenientes de la bóveda abriendo en las paredes gran número de ventanas de una altura considerable; en cambio el salón principal de la Universidad de Munich, que tiene forma análoga y donde no están remediados en la forma dicha los inconvenientes de la bóveda circular, se produce un eco quintuplo.

Las bóvedas o salas elípticas no tienen tampoco razón ninguna de ser, puesto que la elipse sólo sirve para concentrar en un punto las ondas sonoras emanadas de otro; de forma que en salones de esta clase las ondas sonoras se reconcentran en un punto donde se puede oír con muchísima claridad, mientras que en el resto del local apenas se perciben los sonidos. Este es el defecto que presenta el paraninfo nuevo de la Universidad de Madrid.

La parábola, que hace paralelos los rayos divergentes, es más recomendable; en este caso la tribuna o púlpito del orador debe colocarse en el foco de la curva.

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