Edad, forma y dimensiones de los árboles dicotiledóneos

La longevidad de los árboles varía según las especies y las condiciones en que viven. Así, mientras que el abedul y los sauces no viven más de sesenta o setenta años, las encinas pueden llegar a cuatrocientos y quinientos, y el baobab, según los cálculos de Adamson respecto de uno monstruoso descubierto en África, alcanza a veces una edad de cinco o seis mil años.

A medida que los árboles dicotiledóneos van adelantando en edad, va aumentando en altura; las ramas inferiores van recibiendo menor cantidad de elementos nutritivos, y acaban por perecer, resultando que la porción inferior del tronco se desnuda paulatinamente y llega a tornear una columna sencilla de variable altura, según la talla de las especies, es decir, un tronco terminado por la masa de ramas que conservan vigorosa y lozana vegetación, y que forman la cabeza del árbol o sea la cima o copa.

Cuando se hallan sometidos los árboles a cultivo, el hombre dirige la formación del tronco y de la copa en la mayoría de los casos, obteniendo, según su voluntad, árboles de tronco bajo, mediano o alto.

Cuando los árboles se hallan agrupados, como es frecuente en los bosques, los troncos adquieren elevación muy superior a la que habrían adquirido viviendo aislados, y es que entonces las ramas inferiores, faltas de luz y de calor, gracias a la interposición de un techo de verdura entre ellas y el astro solar, languidecen y mueren, descargando de su peso, por decirlo así, al tronco que se eleva con mayor facilidad a las regiones superiores.

La forma de los árboles depende en primer lugar de su especie, y después del clima, de que crezcan aislados o en bosque espeso y de la poda a que el hombre los sujete.

Las dimensiones son también muy variables. Los mayores se encuentran en las selvas del Nuevo Mundo. En Sierra Nevada (América) se han encontrado Wellingtonias de 150 metros de altura; en Australia se citan eucaliptus de 140 metros de altura y un ejemplar de Eucalyptus exunygdalina que con un tronco de 27 metros de circunferencia a metro y medio del suelo, se elevaba a la prodigiosa altura de 165 metros.

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