Duración de los años en Grecia basados en los estudios astronómicos

“La manera más sencilla de medir el tiempo, dice Laplace, consiste en emplear únicamente las revoluciones solares; pero en la primera edad de los pueblos, ofrecían a su ignorancia las fases de la Luna una división del tiempo tan natural, que fue por lo general admitida. Dispusieron sus fiestas y juegos en relación con la vuelta de esas fases, y cuando los obligaron las exigencias de la agricultura a recurrir al Sol para diferenciar las estaciones, no renunciaron por completo al antiguo uso de medir el tiempo por las revoluciones de la Luna, cuya edad podía conocerse por el número de días del mes transcurrido. Trataban de establecer entre las revoluciones de este astro y las del Sol un acuerdo fundado en períodos que comprendiesen números enteros de revoluciones”.

Tras algunos ensayos desgraciados efectuados con este fin por sus predecesores, vemos que el astrónomo Metón, conocido por una observación del solsticio de verano del año 432 hecha con Euctemon, introduce en el calendario griego el ciclo de 19 años correspondiente a 235 lunaciones, al concluir las cuales debían la Luna y el Sol hallarse en el mismo punto del cielo en que se encontraban en el origen; 12 de estos años eran do 12 meses y 7 de 13; y de esos meses 110 eran de 29 días y 125 de 30.

Esta disposición, propuesta por Metón a los griegos congregados en los juegos olímpicos, se recibió con aplauso universal, adoptándose unánimemente por todas las ciudades y colonias griegas. Equivalía a suponer el año solar compuesto de 365 días, 6 horas y 19 minutos, y por lo tanto contenía un error que la práctica hizo luego conocer.

Medio siglo después obtuvieron Platón y Eudoxio de los sacerdotes de Heliópolis un valor más exacto del año, el de 365 días y 1/4, no porque los egipcios regulasen por él su calendario, puesto que se servían, como hemos dicho, de un año de 360 días llamado año vago, pero conocían la relación de éste con el año fijo.

Imaginó Eudoxio un ciclo de 2.922 días u 8 años de 365 1/4 días, una octaeteride, como la llamaba, empleándola como período climatérico propio para reducir todas las circunstancias meteorológicas a un mismo orden: en posesión Calipo de iguales conocimientos, indujo a los griegos a cuadruplicar el ciclo de Metón restando un día de cada uno de los nuevos períodos así obtenidos; adoptada la reforma en 33 y conservada luego, no obstante la corrección de Hiparco que era mejor, suponía la duración del año de 365 días y o horas, según la opinión de los egipcios y de Eudoxio; igual parecer sirvió posteriormente de base a la institución del año solar civil que Julio César encargó a Sosigenes.

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