Diversas clases de abanicos

Los caprichos de la moda distribuyen, —de un modo a veces muy poco durable—, los abanicos en multitud de clases diferentes, cuyos distintivos y diferencias son casi siempre muy difíciles de determinar. Hay abanicos de señora, de señorita, y de caballero; abanicos de casa; abanicos de mañana, de verano y de invierno; abanicos de paseo y de vestir, de lujo, de luto y de boda; abanicos de bolsillo y de viaje, pericones de jardín, abanicos de toros y de campo, abanicos de Calañas, abanicos-anuncio, abanicos de olor y ¿quién sabe cuántos más?

Algunas clases de abanicos merecen especial mención. Hay abanicos sin sectores de papel, ni de seda, ni de cabritilla, etc., consistentes sólo en varillas de marfil, de carey, de maderas lama, etc., muy anchas por la parte superior: cintas, sujetas a la parte ancha de los padrones, pasan por entre las demás varillas, a través de tres calados hechos en cada una. Estos abanicos se llaman de baraja o reversibles, porque lo mismo se abren hacia la derecha que hacia la izquierda.

Regularmente, las cintas tienen un largo adecuado para que en cada posición únicamente se vea media varilla, quedando oculta la otra mitad por la varilla inmediata; lo cual permite que esta clase de abanicos tenga cuatro países con cuatro escenas diferentes, a veces pintadas de colores enteramente distintos, lo que produce mucho efecto.

Pero lo más común es que estos abanicos se distingan por el elegante calado de su marfil: y, como suelen preferirse para regalos de boda, los donantes, cuando el plazo fijado da tiempo, hacen grabar en alto relieve y entre preciosas curvas las iniciales de los nombres de los novios; y, tal vez, cuando se precian de linajudos, las armas de la casa: los nobles de reciente fecha jamás olvidan el escudo.

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