Distintos aspectos de la aclimatación animal

Hace ya mucho tiempo que los economistas y los naturalistas estudian el problema de la aclimatación bajo sus diferentes aspectos. Colber intentó realizar algunas empresas de esta clase. La importación de los merinos españoles en Alemania y Francia dio motivo el siglo pasado a que se tratara con interés esta cuestión; Buffón estudió el asunto bajo un punto general, y Daubentón el particular de aclimatación de los merinos; pero hasta los tiempos modernos en que se han establecido los jardines de aclimatación sobre bases verdaderamente científicas, no se ha dado gran vuelo a este problema científico que por otra parte ha resuelto ya la experiencia para un corto número de especies al cabo de larguísimos períodos de tiempo.

Inútil es decir que el problema de la aclimatación comprende dos puntos de vista: uno exclusivamente científico y otro de utilidad práctica inmediata; para el primero la aclimatación de cualquier especie tiene importancia en cuanto que pueda suministrar datos científicos de algún interés al naturalista; para el segundo sólo tiene interés la aclimatación de especies útiles, es decir, que hayan de servir para ampliar los horizontes de la industria y el bienestar de los hombres. Por esto debe considerarse ocioso el empeñarse en aclimatar en Europa, la cebra, el daw, el cuaga y otros animales semejantes que nunca competirán en gallardía, en vigor y en agilidad con el caballo; ni la llama que ha cedido ya su puesto al caballo y a la mula como bestia de carga y a la oveja como res lanar en las regiones cisandinas. En cambio sería conveniente en alto grado el aclimatar y domesticar las focas, que podrían considerarse como el verdadero perro del pescador, y el hocco, el casavar, el fascolomo y otros animales que como el kanguro podrían ofrecer al ganadero grandes y pingües rendimientos.

En general la aclimatación de una especie animal en una región muy distante de su patria original, presenta grandes dificultades, pues las influencias climatológicas y las variaciones que éstas suponen en la alimentación, luz, humedad, relaciones externas, etc., producen no sólo la modificación de las formas orgánicas, sino alteraciones profundas tales, que la especie sucumbe muchas veces antes que resistirlas.

Al contrario, es muy posible y hacedero aclimatar, en una comarca, especies procedentes de regiones que aunque muy lejanas, sean muy análogas bajo el punto de vista climatológico, como lo demuestra claramente la experiencia de todos los días. Así, por ejemplo, existen en Asia y en América extensas comarcas de clima muy semejante al de la Europa meridional, por lo cual ha sido fácil el connaturalizar en nuestros países ciertas especies asiáticas y americanas, y llevar al mismo tiempo a aquellos continentes, y lograr que se propaguen en ellos, algunas especies europeas.

Pero la facilidad o dificultad de la aclimatación de los animales propios de unas regiones en otras distintas no sólo dependen de las analogías o diferencias del clima, sino de condiciones orgánicas inherentes a las especies mismas. Estas condiciones orgánicas de que depende la facultad de aclimatación son hasta ahora desconocidas; pero es indudable que existen por este concepto diferencias muy profundas de unas especies animales a otras, y que estas condiciones orgánicas no guardan relación, al menos aparente, con la semejanza o desemejanza de las especies. Así se ven reunidas, por sus facultades aclimatatrices, las especies mas desemejantes, y al contrario, se encuentran especies de un mismo género (como el reno y el ciervo, el gato y el león, etc.) completamente separados bajo este punto de vista. Es decir, que no se puede deducir consecuencia general ninguna de unas especies a otras, por lo que hace a la aclimatación, por próximas que sean las referidas especies.

Volver a ACLIMATACIÓN – Inicio