Disposición del acuario de agua dulce de salón

Conviene, sin embargo, asegurarse antes que la situación del acuario es la conveniente; pues hay que tener en cuenta para ello el clima de la localidad, las estaciones, la disposición de los locales y la naturaleza de los seres que lo han de habitar; hay que evitar el exceso de calor que sofocaría los animales, y las bajas temperaturas que pudieran producir la solidificación del agua y fractura del recipiente.

Es necesario, por lo tanto, que el local esté al abrigo de las oscilaciones bruscas de temperatura para que el liquido conserve un grado uniforme de calor, o procurar por los medios necesarios de calefacción o de ventilación, que en las habitaciones elegidas se realice el efecto apetecido; termómetros convenientemente colocados dentro y fuera del acuario manifestarán la temperatura del líquido y del ambiente y servirán de indicadores para regular el caldeo o ventilación de los locales.

Es también importante regular la acción de la luz. En primer lugar debe evitarse la acción de la luz solar directa, con toldos, pantallas, correderas de cartón, etc., y además procurar al acuario diferentes grados de luz en las distintas profundidades, pues es claro que habiendo de residir en el mismo depósito animales y vegetales diferentes, ya de los que viven en las capas superficiales de las aguas bañadas por el sol, ya de los que moran en las regiones más profundas donde la luz es muy débil, han de procurárseles en el acuario condiciones de existencia análogas a las que obtienen libres en la naturaleza.

Para ello se hace uso de persianas y pantallas parciales y además de las grutas o cavernas de que antes queda hecha mención, en donde, aparte de muy variados tonos de luz, se ofrecen a los animales acuáticos lugares retirados, oscuros y tranquilos que con placer buscan, ya para ciertas funciones, ya en períodos en que gustan de reposo.

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