Disolución de sólidos en el agua

La disolución de un cuerpo sólido en el agua debe considerarse como un cambio de estado, porque los fenómenos térmicos que caracterizar este, se verifican en la disolución. La experiencia demuestra que la disolución simple de un sólido en el agua, es siempre correlativa con un descenso de temperatura, y este fenómeno de temperatura puede atribuirse, o bien al cambio de estado análogo a la fusión, o ya a la separación de las moléculas.

El agua disuelve un gran número de ácidos minerales y orgánicos, álcalis, sales, materias azucaradas, gomosas y mucilaginosas, albúmina, gelatina, un gran número de principios procedentes ya del reino orgánico vegetal o animal, ya del inorgánico.

Los formiatos y acetatos son solubles en el agua. Los nitratos lo son también; de los cloruros, el de plata y mercurio son insolubles; los sulfatos son solubles, excepto el de barita y plomo; de los fosfatos, los de plata y plomo son insolubles.

De los oxalatos, los alcalinos son solubles, los demás insolubles o poco solubles.

Los cuerpos muy oxigenados, en general son solubles en el agua.

Sise expusiese la solubilidad a distintas temperaturas, se observaría que aumenta según lo hacía la temperatura. Al comparar entre sí los valores de solubilidad de un mismo cuerpo en el agua, se ve que pueden ser representados ya por una línea recta o por curvas regulares denominadas curvas de solubilidad.

Cuando el agua tiene en solución ciertas sustancias, puede sufrir fenómenos de sobresaturación contra los cuales hay que ponerse en guardia en la determinación de solubilidades. A 11° por ejemplo, 100 partes de agua disuelven 26 de sulfato sódico y 210 partes a 103°; se deduce que enfriada la solución dejará depositar 184 partes de cal, pero en una ampolla cerrada puede estar líquida y límpida a la temperatura ordinaria, aun después de una agitación prolongada y suficiente; necesitándose romper la punta de la ampolla para que la cristalización tenga lugar.

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