Desarrollo del ataque apopléjico

Muy rara vez el ataque apopléjico mata instantáneamente, pero es frecuente la muerte en algunos días, algunas horas o algunos minutos. En estos casos se acentúa generalmente la dificultad respiratoria y sobrevienen fenómenos de asfixia; desciende la temperatura en las extremidades, pies, manos, nariz, orejas; la frente y luego toda la piel se cubren de un sudor viscoso; los labios, la lengua, la cara, los dedos azulean; el pulso se hace muy frecuente.

Cuando el enfermo sobrevive al ataque, la obtusión cerebral va desapareciendo paulatinamente; el enfermo, que empieza dando muestras de sensibilidad a las excitaciones dolorosas de la piel, responde luego por monosílabos o por palabras incoherentes a las preguntas que se le dirigen, y el profundo coma del principio queda convertido en un sueño incompleto, en el cual el enfermo verifica algunos movimientos naturales bien coordinados.

Desde este momento la evolución de los síntomas apopléjicos puede seguir dos caminos. El cerebro recobra poco a poco, en un día o en algunas semanas, su actividad normal, quedando sólo cierta debilidad intelectual, depresión de la memoria e irritabilidad de carácter; pero sin que subsistan alteraciones de sensibilidad, ni de movimiento apreciables, habiendo quedado reducida, por decirlo así, toda la enfermedad al ataque apopléjico; o bien, recobrado el uso de los sentidos y despejada la inteligencia, persisten parálisis unilaterales, con o sin alteraciones de la sensibilidad.

La parálisis puede alcanzar a casi todos los músculos voluntarios de un lado del cuerpo (hemiplegia) miembro abdominal, miembro torácico, una mitad de la cara, lengua o una parte de esta solamente; las alteraciones de sensibilidad, menos frecuentes, consisten en anestesias unilaterales, más o menos extensas y completas. En esta segunda forma de la evolución del ataque apopléjico las alteraciones mentales suelen ser más frecuentes y más graves, consistiendo en una demencia, más o menos graduada, con o sin excitaciones delirantes.

No es raro que del cuarto al octavo día, y cuando el ataque parece tocar a su fin, se pronuncie nuevamente el coma, pero con fiebre, delirio y fenómenos espasmódicos. No se trata, entonces, de una repetición del ataque apopléjico, sino de una encefalitis, en casi todos los casos mortal.

Volver a APOPLEJÍA – Inicio