Desarrollo de los huevos de las arañas

Respecto al desarrollo de los huevos se han hecho detenidos estudios.

Inmediatamente después de la puesta, el vitelus se compone de un protoplasma granuloso muy fino, que encierra numerosas masas de deutoplasmas. Estas últimas contienen principalmente grandes esferas refringentes de naturaleza albuminosa.

Después de la desaparición de la vesícula germinativa, se aglomeran las esferas del deutoplasma en columnas cilíndricas que divergen radiando al rededor del protoplasma, que se halla situado en el centro del huevo y parece encerrar un núcleo. Esta figura radiada se esparce después de la división del núcleo en dos, cuatro, ocho o más masas en forma de rosetas, cuya parte central protoplásmica contiene un pequeño núcleo.

A medida que las rosetas se dividen van transformándose en simples columnas poliédricas; al mismo tiempo los núcleos con el protoplasma que envuelve van colocándose en la periferia donde una vez llegados, el protoplasma forma una cubierta que rodea por completo las masas de deutoplasma y constituye la vesícula blastodérmica. Este modo de segmentación superficial no es más que una modificación de la segmentación total.

Más tarde aparece sobre la vesícula blastodérmica una pequeña elevación o cúmulo primitivo que se ha designado con el nombre de cono primitivo y que se halla colocado en la cara superior del futuro embrión; pronto el citado cúmulo llega a ser piriforme, dirigiéndose entonces su extremidad hacia la región vitelina correspondiente al polo anal. Una vez así, las celdillas blastodérmicas se multiplican activamente y forman como una tela blanquizca que constituye una especie de toca, la cual cubre la superficie del vitelus, exceptuando la región cefálica y una especie de franja dorsal en cuyo centro se halla el cono primitivo. Esta franja va poco a poco encorvándose, haciendo por lo tanto que los polos cefálico y anal se aproximen poco a poco el uno al otro.

Después aparecen sobre la misma franja los segmentos primordiales, comenzando a presentarse seis zonas transversales que convergen hacia el cono primitivo que ha ido atenuándose lentamente y concluye por desaparecer por completo. De estas seis zonas, que son los segmentos primordiales del cefalotórax, los dos anteriores son los que más unidos se hallan al capuchón cefálico.

Para desarrollarse los segmentos ya citados, siguen el orden siguiente: primero los tres segmentos correspondientes los palpos maxilares y a los dos primeros pares de patas; después los dos segmentos de los dos pares de patas posteriores y últimamente el que corresponde a las antenas maxilares o segmento cefálico. La parte primitiva del embrión va concentrándose, por decir así, en la cara ventral, mientras los protozoomitos o segmentos primordiales, van aproximándose hasta llegar a tocarse, desarrollándose entonces con rapidez, sobre todo por los lados.

Últimamente, cuando ya el cúmulo primitivo ha desaparecido por completo, se presentan los segmentos del abdomen que van separándose poco a poco del capuchón anal. De los diez segmentos, los cuatro primeros toman, por lo general, mucho mayor desarrollo que los seis posteriores, que se fusionan para constituir la extremidad posterior del abdomen.

Cuando los pequeños salen del huevo tienen ya la forma y la organización general del animal adulto, no sufriendo ninguna clase de metamorfosis ulterior. Sin embargo, hasta que no sufren la primera muda no pueden abandonar el saco que los contenía, ni tejer las telas, ni cazar insectos por su propia cuenta. El número de mudas que han de sufrir antes de llegar a la edad adulta, nunca baja de cuatro.

Esas hebrillas invisibles casi, que hay en los caminos, bosques, jardines, etc., que tanto abundan, principalmente en otoño y que son conocidas con el nombre de hilos de la Virgen, son la obra o por mejor decir, los ensayos de las arañas pequeñas.

En razón al género de vida que llevan, las arañas no viven en sociedad, sino que por el contrario, muchas veces se hacen la guerra hasta los individuos de una misma especie.

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